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Monteverdi, Savall y la fuerza espiritual de la música

Uno de los remedios más eficaces para combatir el estrés es refugiarse en la paz que proporciona la música. Lo asegura Jordi Savall, un músico tranquilo y sabio que busca en cada concierto ese momento único en que el tiempo parece detenerse. "Los músicos somos coleccionistas de momentos irrepetibles, por eso la magia del concierto es el recuerdo, como cuando ves una película, algo se te queda grabado y lo haces tuyo, forma ya parte de tu vida", explica el violagambista y director catalán, que hoy dirige las Vísperas, de Claudio Monteverdi, en el Auditorio Nacional de Madrid.

Savall, que acaba de llegar de una gira por Estados Unidos, ofrece su expresiva y emocionante lectura del Vespro della Beata Vergine al frente de La Capella Reial de Catalunya en dos conciertos, hoy en Madrid, y el próximo viernes en la catedral de Murcia. "Hay músicas que te transportan a una dimensión superior. En el Vespro della Beate Vergine, el genio monteverdiano nos lleva a una dimensión de belleza, perfección y fuerza espiritual que pocos compositores han alcanzado", explica Savall.

Al hablar, Savall es tan persuasivo como cuando toca la viola de gamba. "Ése es el poder de la música, su capacidad de relajarnos, de dejarnos en paz. No podemos quedarnos en su aspecto puramente estético, en el placer sensual. Lo importante es que tenga emoción y espiritualidad porque si sólo sirve para divertir y pasar el rato, no sirve de nada".

Cada vez más enamorado del arte de la improvisación y la ornamentación, Savall lleva décadas explorando la tradición musical de Occidente y Oriente, invitando a músicos de ambos mundos a compartir el placer de hacer música. "Hay partes del mundo donde hay conflictos eternos, cada vez peores, y el diálogo intercultural es la única esperanza. Por eso son tan importantes las iniciativas que promovemos, como las de Barenboim, para establecer puentes entre Oriente y Occidente".

Su próxima aventura intercultural se llama Jerusalén y será el próximo libro-disco que editará en Alia Vox, el sello discográfico que creó hace 10 años. "Es un concierto dedicado a la ciudad de las dos paces, la celestial y la terrenal, con músicas que la contemplan desde una triple óptica, judía, cristiana y musulmana". Los primeros conciertos de este proyecto serán en abril en Barcelona.

Para Savall, los discos son objetos de arte. En 10 años, ha editado más de 50 álbumes y lleva cerca de dos millones de discos vendidos. "No creo que el disco esté muerto. Si lo concibes como un objeto con verdadero valor artístico, siempre tendrá un público que no se conformará con conseguir el contenido sonoro en Internet y buscará la belleza de la edición, el placer de hojear el libreto, la calidad de las ilustraciones, el placer físico de tocar el disco".

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