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Patrimonio da el visto bueno a la Torre de Hércules

El ancestral faro se conserva "muy bien" pero necesita mantenimiento

El estado de conservación de la Torre de Hércules es "excepcionalmente bueno". El faro de origen romano, el más antiguo del mundo en funcionamiento, padece defectos, lesiones, filtraciones de agua, problemas de humedad y de erosión. Pero no tiene nada que no sea fácilmente reparado, ni tampoco "ninguna patología que requiera una intervención urgente", según concluyen los técnicos de la Dirección Xeral de Patrimonio en el extenso informe.

El documento ha sido enviado a la Unesco para avalar la candidatura de la Torre a la declaración de Patrimonio de la Humanidad.

Las paredes expuestas al mar están mejor que las interiores
"Excepcionalmente bueno" es el estado del monumento, según la Xunta

Los expertos de la Xunta recomiendan emprender labores de mantenimiento y limpieza, que consideran "escasas" en la actualidad, para eliminar algas y otras "colonizaciones biológicas", fisuras en las piedras, manchas de óxido y filtraciones de agua.

Las actuaciones a poner en marcha a partir del informe de Patrimonio deberán ser periódicas y previas a la elaboración de un plan director para una futura intervención más exhaustiva del monumento.

Esta misma semana la Autoridad Portuaria de A Coruña, de quien depende la señal marítima, y el ayuntamiento de la ciudad, responsable de su explotación turística, ya emprendieron obras de mejora. Comenzaron por sustituir la deficiente instalación eléctrica y reparar la sirena del faro que estaba muda.

La candidatura de la Torre a Patrimonio de la Humanidad, lograda por unanimidad del Estado y las 17 autonomías españolas, ha llevado a las autoridades a volcarse en embellecer y promocionar el monumento. El edificio es calificado de "valor universal excepcional", en el expediente que la Consellería de Cultura envió a la Unesco, donde comienza el largo proceso de selección de los espacios de todo el planeta que obtendrán en 2009 el anhelado reconocimiento internacional.

El estado del faro coruñés, tanto por dentro como por fuera, es muy bueno, según Patrimonio, sobre todo teniendo en cuenta su antigüedad, los diferentes usos y modificaciones que, con periodos "dilatados de abandono", tuvo en sus casi 2.000 años de historia.

Los técnicos de la Xunta también precisan que "el ambiente tan agresivo que rodea el edificio", eregido en una punta de A Coruña a mar abierto donde baten con fuerza las olas y el viento, ha sido un difícil condicionante histórico para la conservación del monumento.

Las fachadas exteriores de la torre rectangular, de aspecto neoclásico tras su reconstrucción en el siglo XVIII sobre los restos de la primera edificación romana, presentan "un muy buen aspecto general", concluye Patrimonio.

Curiosamente son las fachadas que están directamente orientadas al mar (norte y oeste) las que están mejor conservadas. Las otras dos tienen marcas de erosión provocada por el viento, al producirse "remolinos y efectos de succión". La "exfoliación eólica", inevitable en un monumento tan expuesto, también afecta a las juntas de las piedras. Algunas se perdieron y debería "realizarse un mantenimiento periódico y constante para prevenir futuros problemas estructurales debidos a desplazamientos así como la entrada de agua por las ranuras".

La Consellería de Cultura indica que hay que revisar y reponer el sellado de las juntas también en suelos de terrazas y paramentos exteriores del faro así como en sus características ventanas, para evitar la entrada "inadecuada" de aire salino en el interior y, sobre todo, de infiltraciones de agua y humedades. Estas últimas son originadas también por la escasa pendiente de los canales de evacuación de las aguas pluviales. Ya está previsto, tal y como recomienda Patrimonio, modificarlos para que el agua se elimine con rapidez, evitando que se forme como ahora charcos y filtraciones por las juntas. El viento, el agua y las sales marinas son igualmente los causantes de la erosión detectada dentro de la Torre, en las plantas altas, sobre todo la segunda. No hay nada que sea realmente preocupante, pero Patrimonio llama la atención sobre "la escasez de mantenimiento del monumento". En la planta baja, por ejemplo, existe una "colonización de algas bastante generalizada, que sin ser perjudicial, tiene un efecto estético bastante negativo". Las labores de mantenimiento y limpieza deben ser periódicas, advierten los especialistas de Cultura. Y piden también revisar la deficiente ventilación dentro del faro para evitar condensaciones.

Cámaras para evitar vandalismo

La Torre de Hércules padece actos vandálicos de visitantes que dejan su huella en piedras, carpinterías, vidrios o pasamanos al realizar inscripciones con rotuladores, objetos punzantes "y hasta aerosoles".

Patrimonio aconseja reforzar la vigilancia, dentro y fuera del faro, con cámaras de vídeo y una mayor presencia de personal en las salas del interior. Habría también que realizar "labores educativas y de concienciación antivándalica".

Ya hay alguna cámara pero los expertos de Cultura sospechan que las manchas de corrosión y óxido que hay en las piedras del interior del faro, siempre en paralelo a los tubos de cobre que albergan la instalación eléctrica, no son tanto debido a esas conducciones, sino a que "algunos visitantes orinaban en la planta alta, lo que provocaba una circulación de los orines hacia la planta inferior que eran donde aparecían las manchas de corrosión y teñían la fábrica".

Patrimonio cree que eso ocurría antes de poner cámaras pero recomienda limpiar esas manchas y "realizar un seguimiento por si se repiten".

El monumento también necesita una mejor iluminación interior, deficiente ahora. Y debería incrementarse y mejorarse la información que se suministra a los visitantes sobre el faro "para una mayor comprensión del mismo".

El departamento de patrimonio histórico de la Xunta ha puesto especial atención en intentar conservar los inmuebles que forman parte de la historia costera de Galicia, con la intención de elaborar un mapa de actuaciones que evite la demolición de antiguas balleneras, conserveras y fábricas de salazón abandonadas. Asimismo, la Xunta está catalogando los restos de barcos históricos hundidos en las costas gallegas.

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