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Cevisama se orienta a las reformas por la crisis de la construcción

El certamen apuesta por baldosas 'inteligentes' y diseños personalizados

Ignacio Zafra

Nadie lo dice en voz alta, pero la preocupación se ha extendido por Cevisama 08, la 26ª edición del Salón Internacional de Cerámica para Arquitectura y Equipamiento de Baño. Ayer, el día de la inauguración, los comentarios sobre si había o no menos compradores que el año pasado caminando por los corredores gigantes de Feria Valencia, y la responsabilidad que en ello pudiera tener el gran atasco del by pass corrían de un pabellón a otro. En voz baja, el portavoz de una gran azulejera afirmaba: "Lo importante no es el primer día ni cuánta gente venga, sino las ventas que tengamos al final. Y eso sí que nos preocupa. Enero ha empezado mal, tanto en pedidos como en ventas, a muchos constructores les va mal o han cerrado, es un año de elecciones, también hay elecciones en Estados Unidos... Es un año complicado, complicado".

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Cevisama, así las cosas, presentaba un aire de transición. De un lado, dado que la cerámica es el último escalón en el proceso de construcción, se mantenía la inercia de la época dorada que acaba de vivir el sector. Una época tan reciente que en 2007 ha cerrado con un aumento de la facturación del 3,7%, según su patronal. "A la mayoría de empresas no les ha dado tiempo a cambiar las líneas que ya tenían en marcha", señalaba Julio Liberal, jefe de comunicación de Saloni. Por otro lado, las grandes firmas subrayaban su apuesta por las alternativas a la obra nueva, como el mundo de la reforma, y por la exportación a mercados que consideran no contaminados por la crisis inmobiliaria, caso de los países del Este, entre ellos sobre todo Rusia, y de Oriente Próximo.

La potenciación de las reformas y reposiciones en hogares o en espacios públicos tipo hoteles -en gran medida por el gusto cada vez más extendido por conseguir ambientes originales- ha implicado una explosión en las posibilidades de diseño, que puede ser fabricado siguiendo los dibujos del cliente en el caso de Saloni. Y en el desarrollo de placas que pueden instalarse sin necesidad obras.

Esa fiebre por la personalización se traduce, en el caso de Tau Cerámica, en una baldosa inteligente que, colocada delante de la nevera, pesa a quien la abre y le advierte, si ha engordado, de que le convendría no comer entre horas. "La idea es proporcionar a la baldosa algo parecido al alma y sacarla un poco del proceso industrial", explicaba ayer Manuel Llopis, su director de comunicación. TAU proponía también piezas que imitan el aspecto y la textura del kevlar (el material con el que se fabrican las velas de los barcos de competición) y de la fibra de carbono.

Los clientes de reformas, señalaba un portavoz de Keraben, exigen "productos mucho más sofisticados, mucho más artísticos y mucho más de tendencia que el de obra nueva". Fusiones del "minimalismo radical de hace unos años con elementos barrocos". O bases cerámicas enriquecidas con materiales preciosos, "incluidas partículas de oro y de plata", perfecto para el muy ostentoso segmento de los nuevos ricos rusos.

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El mercado de la reforma tiene sus ventajas, señalaba Liberal: "La pieza en una obra normal puede estar en cuatro euros y medio, cinco como mucho. En la reforma, se va a 15 euros. Y es otra cosa: la obra nueva significa mucho volumen pero en general con un margen bajísimo".

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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