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Reportaje:

Insomnio a la puerta de casa

Una pareja pasa tres noches en la escalera al ser desahuciada por su casera

La vida también tiene un componente grotesco. Lo saben muy bien Rodrigo Quezada y Wilma Verdejo, dos chilenos que tuvieron que vivir tres días y tres noches en el rellano de su escalera mientras al otro lado de la puerta María Aveiga, su casera, se había atrincherado en el interior de la vivienda. De nada sirvieron las súplicas de la pareja, que, aporreando la puerta, exigía a la propietaria del inmueble que al menos les devolviera sus objetos personales. Durante todo ese tiempo María respondió con su silencio. Sobre esta ecuatoriana pesan ahora denuncias por coacciones, agresión, daños morales y psicológicos y robo.

Todo empezó el viernes pasado al mediodía cuando Rodrigo Quezada llegó a su casa de la calle de Pallars, en el distrito de Sant Martí, después de trabajar. Alguien había cambiado la cerradura. "Enseguida supe que había sido María porque unos días antes nos había amenazado con hacer algo así. Nos había pedido que la dejáramos vivir en el piso con su compañero, en una habitación libre que tenemos. Le dijimos que no, claro, y entonces nos dijo que nos echaba de la casa", explica Rodrigo.

La pareja ha denunciado coacción, agresión, daños morales y robo
"Íbamos al lavabo de un amigo, y los vecinos nos traían café", dice Rodrigo

María cumplió su amenaza. Entró en la casa, mandó cambiar la cerradura y se encerró allí a cal y canto. Rodrigo y Wilma encontraron refugio en el rellano de la escalera. Un espacio de dos metros cuadrados en el que durmieron durante tres noches sobre dos cojines de sofá y un par de mantas. "Usábamos el baño de un amigo que vive aquí cerca. Además, los vecinos nos han apoyado todo este tiempo y hasta nos traían café. Pero no nos quisimos ir a otro sitio porque todas nuestras cosas estaban dentro de la casa y teníamos miedo de que María nos las robara", dice Rodrigo.

El desenlace se produjo la madrugada del domingo al lunes, cuando se personó en el domicilio una patrulla de los Mossos d'Esquadra con la orden judicial para obligar a María Aveiga a abrir la puerta de la casa. Los peores pronósticos de Rodrigo se hicieron realidad. Todas sus cosas estaban dentro de bolsas de basura esparcidas por el salón. Cuando las abrieron, Wilma y Rodrigo aseguraron que les faltaban dos ordenadores portátiles, cerca de 2.000 euros en metálico, un pasaporte, el recibo del pago del piso del mes de febrero y el contrato de alquiler. Algunas de las cosas pertenecían a una pareja de brasileños, amigos de Wilma y Rodrigo que estaban pasando unos días en la vivienda. En presencia de la policía autonómica, los chilenos acusaron a María de haberles robado sus cosas, pero ésta lo negó todo. "Desde que empezó esta pesadilla había estado con fuerzas para resistir, pero cuando vi que me faltaban cosas, me hundí", subraya Wilma. "Seguro que nos robó la copia del contrato para poder decir que estábamos allí ilegales", añade. La propietaria de la vivienda rechazó explicar a este diario su versión de los hechos.

Los Mossos convencieron a María para que abandonara la casa después de tres días de encierro. Pero los dos chilenos se dispusieron a pasar su tercera noche en el rellano de la escalera. "Queríamos resistir hasta que a la mañana siguiente nos llevamos todas nuestras cosas. No queríamos arriesgarnos a que nos robaran más cosas", explica Wilma.

El lunes por la mañana Wilma y Rodrigo cargaron todas sus pertenencias en una furgoneta y se trasladaron temporalmente a casa de un amigo a la espera de encontrar otro piso. Ya han interpuesto varias denuncias contra su ex casera. En marzo tendrá lugar el primer juicio.

Esta pareja de chilenos no entiende cómo se ha llegado a esta situación. "Cuando nos dijo que nos fuéramos, le dijimos que vale, pero que nos diera el mes de febrero para buscar otro piso. Y eso a pesar de que tenemos contrato hasta noviembre de este año. No nos explicamos cómo pudo llegar a este extremo. Pero todo esto le va a salir muy caro", sentencia Rodrigo.

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