La obra donde murió un trabajador del AVE tenía irregularidades
"Uno nunca sabe cuándo te puede pasar. Un día tienes tus ilusiones puestas en algo y después...". Lourdes Paredes se seca las lágrimas mientras habla. Su primo, Isaúl Berrones, ecuatoriano de 44 años, murió en la noche del viernes, cuando una pala cargadora que manipulaba un compañero de trabajo le pasó por encima. Trabajaba en la recuperación del entorno de los túneles de San Pedro, en la línea de alta velocidad Madrid-Segovia-Valladolid. Su cuerpo descansa desde hace días en el tanatorio de Colmenar a la espera de ser trasladado a Ecuador.
En el momento del accidente, las condiciones de trabajo no eran las adecuadas, según resalta Carmelo Plaza, de CC OO. No había focos que dieran luz suficiente, el obrero no llevaba puesto el chaleco reflectante y la pala excavadora que le causó la muerte tenía las ruedas desgastadas. La empresa Río Arimosan, donde estaba empleado Berrones, se negó el sábado a comentar el accidente, y ayer no contestó a las llamadas de este periódico. El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y la Inspección de Trabajo siguen investigando cómo se produjo la muerte.
La historia de Isaúl no es distinta a la de otros inmigrantes. Abandonó Quito en busca de una vida mejor en 2002. Allí dejó a su mujer, Silvia, y a sus tres hijos menores.
"Desde hace algo más de un año trabajaba en esa obra. No descansaba casi nunca. Siempre decía que un día de descanso era un día más lejos de su mujer y sus hijos", explica Sonia Berrones, hermana menor del fallecido. Isaúl quería volver a Ecuador para comprarse una casa.
Sus familiares no encuentran sentido a lo sucedido. "¿Cómo pudieron atropellarle así? ¿Cómo no le vieron?", se pregunta Jaime Vera, tío del trabajador.
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