A Illa de Arousa, del aislamiento al progreso
Dos décadas después de su independencia, el ayuntamiento más joven de Galicia multiplicó por 20 su patrimonio y es una gran reserva medioambiental
Es el último ayuntamiento que se constituyó en Galicia desde que en enero de 1987 se segregara de Vilanova de Arousa. Partiendo prácticamente de cero, con una escuela y poco más, en dos décadas A Illa ha experimentado un espectacular crecimiento económico multiplicando por más de 20 su patrimonio mientras el 90% de su población activa vive directamente del mar: 450 mujeres y 460 hombres.
Es el primer municipio de la comunidad en el reciclaje de basuras, donación de sangre y en la flota de marisqueo, la más numerosa de la ría. Todo eso sin contar otras peculiaridades que han influido en el despegue del archipiélago, como, por ejemplo, su perfil urbanístico, uno de los más atípicos pero también complejos con terrenos y población limitados. No sólo por los 36 kilómetros de costa que circundan la isla sino porque, además, la mitad de su territorio es zona protegida. Una reserva de impresionante belleza y recursos medioambientales que ha contribuido a disparar el precio de su suelo que, dependiendo de las zonas y la proximidad al mar, ya se paga a un promedio de 350 euros el metro cuadrado de terreno, superando a otros municipios de la comarca como Vilagarcía o Sanxenxo, mientras el metro edificable se paga a 2.300 euros.
La isla sólo podrá triplicar, como máximo, su censo de 5.007 habitantes
La ordenación de su territorio contempladas en un Plan General y las restricciones en la costa sólo permitirá que, en un futuro, apenas se multiplique por tres su censo actual que es de de 5.007 habitantes, y otros tantos de población flotante durante el verano. La presión urbanística en A Illa es enorme pero las normas de edificabilidad de dos alturas y bajo cubierta han frenado la especulación. Además, los isleños prefieren la casa y no el piso para vivir.
El ayuntamiento 315 en el mapa administrativo de Galicia añade a su currículo otros datos sorprendentes. Los coches no existían antes de septiembre de 1985, cuando la isla se unió al continente a través de un puente de dos kilómetros de longitud. Un barco hacía el trasiego de personas y mercancías, y, con suerte, traía y llevaba al médico ante una emergencia. Hoy cuenta con 2.754 vehículos.
Con tanto coche y una concentración de viviendas, principalmente en el casco más antiguo, la falta de aparcamientos es una de los problemas que afronta el ayuntamiento y que pretende solucionar con un proyecto subterráneo para 600 vehículos, dando servicio al puerto, uno de los primeros en descarga de mejillón.
La isla pasó del aislamiento al desarrollo en poco tiempo y con siete entidades bancarias asentadas en su territorio supera la media que se sitúa en un banco por cada 1.500 habitantes. "La capacidad de negocio aquí es evidente", afirma el socialista, Manuel Vázquez, el primer y único alcalde del archipiélago que se proclamó como el más joven de España. Una de las conquistas de Vázquez ha sido eliminar los 14 puntos de vertidos que desembocaban a la ría.
Otro de los indicadores económicos que avalan la buena salud de este ayuntamiento es el bajo nivel de endeudamiento, un 84%, teniendo en cuenta que todavía arrastra los costes de su independencia que entonces generó una deuda bancaria estimada en 1,2 millones de euros. "Hubo que pedir un crédito para pagar las nóminas", recuerda el alcalde.
A pesar de que los ciudadanos isleños disponen de todos los servicios municipales propios de un ayuntamiento de segunda categoría, apenas 60 habitantes separan A Illa de Arousa de los baremos que establece el Instituto Nacional de Estadística (INE) para obtener esa certificación y participar en el reparto de los tributos del Estado, unos 110.000 euros que le corresponderían este año.
Un censo en el que el número de mujeres casi iguala al de los hombres y éstos sólo son mayoría hasta los 40 años, después ellas son las longevas, en algún caso centenarias. Pero el paro es femenino y prácticamente sólo las isleñas son candidatas a los concursos de empleo. En el último se presentaron 44 mujeres y un solo hombre.
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