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DÍAS DE CARNAVAL | Jueves Gordo

Eskoriatza se vuelca con los niños en el Urdelardero Eguna

Los pequeños recorren la localidad buscando un aguinaldo dulce

Ya nadie se acuerda del Miércoles de Ceniza, ni de aquellos viernes de ayuno, pero todo el mundo sigue celebrando el Carnaval con entusiasmo, quizás porque la austeridad que impone la cuesta de enero ha sustituido, por delante, a la Cuaresma que justificaba los días dedicados a las Carnestolendas. Basta con dar la vuelta a la sentencia de Julio Caro Baroja en su obra capital sobre el Carnaval vasco, en la que decía: "Primero la gente busca el desequilibrio y el exceso, porque luego, en la Cuaresma, están obligados a hacer lo contrario".

Nostalgia del festín navideño, recuerdos de tiempos pasados, los Carnavales siguen siendo días de glotonería. Es necesario saciarse con dulces y, a ser posible, gratis. Todo comienza el llamado Jueves Gordo o Jueves Lardero, que tiene en la localidad guipuzcoana de Eskoriatza una de sus citas más divertidas, un día en que los protagonistas son los más pequeños en el Urdelardero Eguna.

La localidad guipuzcoana sigue vinculando la fiesta al buen comer

Los interesados en acudir a esta fiesta deberán madrugar, porque las actividades mantienen un horario evidentemente infantil. Niños y niñas, ataviados con trajes tradicionales, recorren las calles del pueblo a primera hora en busca del aguinaldo en forma de dulce o manzana. Imitan a sus mayores, cuando agradecían los obsequios de sus vecinos en forma de un poco de tocino o, como mucho, chorizo o panceta que ensartaban en los ziriak (palos con la punta afilada).

Hubo un tiempo en el que las etxekoandres introducían de verdad esos alimentos en los ziriak. Son conocidas las fiestas en todos los pueblos, coincidiendo con el Carnaval, en las que cuadrillas de jóvenes piden viandas por las casas, para organizar una merienda. Hoy, se trata de mantener la costumbre. Así y todo, a las 11.30, la Casa de Cultura ha organizado una gran chistorrada en la plaza, recuerdo de aquel txitxiburduntxi que, en tiempos, se preparaba para homenajear la etimología del Lardero, palabra que procede del latín lardum, que ha dado lugar también a lardo, la parte gorda del tocino.

Se conserva la tradición también en lo musical. Los niños siguen cantándole a sus vecinos: "Urdei lardero / Urdeixa janda / Bazkaixa gero / Hor goixen itturri bat / Haren gainean txori bat/ Ura pil-pil etorri da / Etxekoandre zabala/ Etxe oneko alaba!!" La letra alude al tocino, a su salazón y a las virtudes del agua de la fuente que mana a borbotones para acabar con el reseco, para terminar alabando la generosidad de la dueña del caserío y la belleza de su hija.

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En Eskoriatza se conserva la tradición del Carnaval vinculado al buen yantar, pero también ligado al paso de un ciclo a otro, del invierno a la primavera. Y cuentan con un protagonista de excepción, el Kukumarro, que llegará al pueblo el martes.

El Kukumarro es uno más de aquellos personajes que habitaban el bosque y que, al final del invierno, bajaban al pueblo para tentar y atemorizar a la gente. Los niños se burlaban diciendo: "Kukumarro txori malo". Hoy aquellos personajes ya sólo son un juego. Los kukumarros saldrán por las calles de Eskoriatza con un delantal de flores en la cintura, que simboliza la primavera que ha de llegar, y con una piel de cordero a la espalda, que representa el crudo invierno que se va, para asustar a la chavalería durante un rato. Y luego, cada uno a su casa a prepararse, quien se acuerde, para el Miércoles de Ceniza..

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