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Los proyectos de regeneración se iniciaron hace 14 años

Las actuaciones para proteger y recuperar el suelo en Euskadi se iniciaron en 1994. Cuatro años después, los departamentos de Medio Ambiente y de Sanidad, la Universidad del País Vasco, centros tecnológicos y consultaras ambientales elaboraron el primer inventario de suelos potencialmente contaminados, que dio la primera fotografía de un panorama desolador: se localizaron 5.800 parcelas, que ocupaban 7.000 hectáreas, dañadas fundamentalmente por la industria de transformación de metales y, en menor medida, el reciclaje de chatarra, gasolineras, fábricas químicas y madereras.

Otro estudio posterior elevó las áreas afectadas a 8.657, con una superficie total de 6.897 hectáreas. Las zonas más degradadas son el área metropolitana de Bilbao (32,5%), Donostialdea (30%) y la zona central de Álava (13%). En la década de los 90 se inició la regeneración de zonas afectadas, pero sin un plan específico: se actuaba en la medida en que cada ayuntamiento quería una actuación urbanística. El programa sistemático se inició en 2001 y hasta 2007 se han recuperado cerca de 270 hectáreas. Las regeneraciones han ido despacio: en 2006 se limitaron a 2,5 hectáreas y el pasado año hubo un mayor impulso, con más de 40.

En el nuevo plan, el Gobierno plantea como novedad la construcción de una planta de tratamiento de suelos contaminados para evitar los problemas actuales: las tierras que no se pueden reutilizar se trasladan a plantas en otras comunidades o en el extranjero, lo que encarece los costes de los gestores y provoca problemas medioambientales, como los derivados del transporte de los materiales. Pero la intención es que sea construida por la iniciativa privada.

Falta de control

Ekologistak Martxan, el principal colectivo verde de Euskadi, cree que el plan del Gobierno se topa con la falta de vigilancia. "El control de estos temas se ha demostrado insuficiente. El propietario de un terreno, si descubre que está contaminado, va a mover la mierda sin que se le vea y de manera rápida", señala Carlos Alonso. Este mes se descubrió lindane -un material tóxico que en teoría no debería existir tras los planes de confinamiento bajo tierra- en Barakaldo, junto al centro comercial Megapark. "Hemos pedido al Ihobe [la sociedad pública ambiental que gestiona los suelos contamnados] que lo queda por urbanizar en Megapark, que es poco, se declare zona contaminada, lo que obligaría a hacer un estudio de calidad de los suelos antes de hacer cualquier movimiento de tierras".

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