_
_
_
_

Los saguntinos salen a la calle para preservar su patrimonio

Un millar de personas protestan contra la demolición del Teatro Romano

Más de un millar de personas se concentraron ayer frente al Ayuntamiento de Sagunto contra la reversión de las obras de rehabilitación del Teatro Romano, en un acto promovido por el Col.lectiu del Patrimoni Saguntí y respaldado por todos los partidos políticos con representación municipal, con la excepción del PP, y más de 40 asociaciones cívicas, culturales, deportivas, sindicales y educativas.

Todos los partidos, menos el PP, y más de 40 asociaciones apoyan el acto

Dos pancartas, una con la leyenda Salvem el Teatre Romà, portada por vecinos del municipio, y otra que rezaba No a la demolició del Teatre Romà. Defensem el patrimoni, que llevaban los miembros de la plataforma organizadora, presidieron un acto en el que no hubo gritos ni proclamas reivindicativas, sólo la lectura de un manifiesto, por parte de Toni Gómez, portavoz del Col.lectiu, en el que expresaba el rechazo a la destrucción de las obras de rehabilitación. La concentración, de carácter festivo y reivindicativo, finalizó con un correfoc.

Nati y Giovanna, dos estudiantes saguntinas de 17 y 18 años, mascaban chicle cerca del lugar donde se concentraban los representantes políticos que habían acudido al acto. Eran conscientes de que "es difícil" que no se cumpla la sentencia, pero "hay que intentarlo". Una actitud realista que corroboraban los organizadores de la concentración. Conxa Cardo, presidenta del Col.lectiu, apostaba por que la concentración de ayer fuera "el pistoletazo de salida para organizar más acciones", aunque se mostraba algo escéptica: "Este pueblo es imprevisible, así que, si funciona, bien, y, si no, pues nos vamos a casa".

Sus palabras contrastaban con la euforia que manifestaba el resto de los miembros de la organización cuando empezaron a ver caras conocidas. "Ha venido Marga Pin [diputada del PSOE en el Congreso], que es de Sagunto", decía Vicent Ventura. Mientras tanto, Pin saludaba a Rafael Rubio, portavoz socialista en la Diputación de Valencia, Ana Noguera, diputada autonómica, y Gloria Calero, ex alcaldesa de Sagunto que, a medida que el número de manifestantes crecía, veía las cosas con más optimismo: "La Generalitat tiene que ver que Sagunto está en la calle porque los saguntinos no queremos ir a la ruina". A su lado, Ferran Bono, candidato independiente en la lista del PSOE por Valencia en las próximas elecciones, tildaba de "barbaridad" la demolición.

Cerca del núcleo de políticos socialistas, pero sin mezclarse con ellos, estaban Isaura Navarro, diputada en el Congreso y miembro de Iniciativa del Poble Valencià, y Enric Morera, diputado en las Cortes Valencianas y miembro del Bloc. Navarro ofreció una declaración a la prensa que bien podría haber servido como lema para el acto en el que participaba: "Destruir nunca es la solución". Mucho más radical fue Antonio, un jubilado saguntino de 76 años que, acompañado de Amparo, su mujer, aplaudió en una esquina cuando acabó la lectura del manifiesto y que dejó bien clara su posición política: "Si el edificio lo hubiera hecho el PP, no habría pasado nada de esto".

Del PP no había ni rastro. Únicamente el sentimiento entre los organizadores de que no habían hecho todo lo posible por ayudar a organizar el acto. "Nos han negado la megafonía del Ayuntamiento y hemos tenido que pedirla prestada al Bloc", contaba uno de los organizadores mientras sujetaba la pancarta cerca de Jaime Millás, que pese a no militar en las filas populares, fue director general de Teatres de la Generalitat bajo el gobierno de Zaplana.

También se echó en falta una representación del colectivo de arquitectos. "Hay un sentimiento general en el gremio a favor de la rehabilitación, pero de eso a desplazarse a Sagunto...", explicaba Vicente González Móstoles, antes de revelar que había hablado horas antes con Manuel Portaceli, coautor de la rehabilitación del teatro Romano, pero éste le había manifestado que el acto era "una movilización de los saguntinos en la que no tocaba que él participara".

Pero lo que no faltaba era el sentimiento de que la lucha por que las obras de rehabilitación del Teatro Romano se salven es cosa de todos. De familias enteras. Como la que forman César, Joana y la pequeña Carmen, que acudieron porque piensan que "el pueblo ha de alzar su voz para corregir esta barbaridad".

Poco antes de las ocho de la tarde, la concentración se dispersó. Durante una hora, un millar de saguntinos expresaron su rechazo a una actuación que, como decía el manifiesto leído en público, "romperá el desarrollo urbano, cultural, turístico, social y económico del pueblo".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_