"Si tus vecinos se van, tú también te vas"
Llegar hasta el senegalés Agne Mamadou Cheik, de 41 años, no es fácil. Desde Madrid, dirección Valencia, hay que atravesar bosques de centros comerciales, urbanizaciones y glorietas hasta dar con él en un edificio municipal de Rivas-Vaciamadrid.
El líder senegalés lamenta que los africanos sólo pueden irse de forma ilegal
Allí aparece la figura alta y delgadísima, cual quijote de piel negra, de este hombre, secretario ejecutivo de Ascode, una ONG de Senegal empeñada en el codesarrollo y en "conseguir que los emigrantes se impliquen; se conviertan en motor de progreso de su país". El fotógrafo decide retratarle en un salón donde cuelga el cartel de Bodas y él pregunta: "¿Dónde comemos?". Son casi las tres y la reunión del Comité Internacional para la preparación del Foro Social Mundial de las Migraciones, que se celebrará en septiembre, ha tocado a su fin. Hay foto de grupo y aperitivo con viandas al estilo español, jamón, tortilla... Pero Cheik, licenciado en Geografía e Historia y desde joven orientado hacia proyectos de ayuda y desarrollo en su país, no prueba bocado.
Ni ahora ni casi luego, sentados ya en el restaurante Sandra, lugar de encuentro de los muchos emigrantes de la zona. Hay que elegir. "Cualquier cosa", dice él. Pero nada de cerdo. Veamos el menú, porque aquí del cochino, es sabido, se aprovecha todo. Descartados el consomé, los espaguetis boloñesa y las judías con oreja... queda la ensalada. Pero incluso ésta puede resultar insegura para la norma musulmana (religión mayoritaria en Senegal). "¿Lleva jamón de york?". "No", señala la camarera rumana. "Del pasado Foro Mundial", dice Mamadou, probando la lechuga, "nació la Declaración de Rivas que reivindica la libertad de circulación de personas al igual que existe la de bienes y servicios". Un español va a Senegal y no necesita visado; un senegalés para venir a España debe esperar meses: "Muchos africanos no pueden salir de sus países si no es de forma ilegal".
Segundo plato. ¿Chuleta? Es de cerdo. Mejor calamares. Senegal es país de pescadores. "Ahora no hay pescado y es una de las razones de la falta de trabajo". Otras causas: "Antes se exportaba el cacahuete, ahora sin lluvia no hay producción suficiente; no tenemos recursos naturales, no hay petróleo y dependemos de su precio. Nos marca el contexto económico internacional. El comercio de África apenas representa el 1% mundial". Están vendidos. Y los jóvenes lo saben. "No es fácil quitarle la idea de la cabeza a alguien que ha decidido subirse a un cayuco. A veces, son las madres las que lo venden todo para que sus hijos se marchen...". Ascode, su organización, se empeña en programas de "desarrollo local" en zonas de gran emigración: "No es sólo la pobreza, también la imitación: si tus vecinos se van, tú también".
Lo que interesa a Ascode son lo que llaman "grupos de interés económico"; el fundamental: las mujeres. "Las familias reciben remesas de los que han salido, y se convierten en pasivas; precisamente ellos deben ser activos en el codesarrollo: formarse, fundar empresas, ayudar a crear empleo para otros; que se pueda vivir sin depender de los emigrados". Implicar a estos últimos es la gran tarea. Lo dice Cheik ya en los postres, que él, por supuesto, no toma. ¿De ahí su delgada figura? "No", se ríe. "Es que echo mucho de menos el tieboudienne (plato típico de arroz, pescado y verdura) cuando estoy fuera".
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