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CÁMARA OCULTA
Columna
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Censura, que algo queda

¿Consiguieron burlar los cineastas españoles a la censura franquista? No lo creo. Fueron más víctimas que chasqueadores. Todas sus películas sufrieron cortes, cuando no alteraciones graves en su contenido, y nunca podremos saber cómo hubieran sido de haber estado hechas en libertad. Basta haber oído a esos cineastas para saber de su desesperación que, con el tiempo, contemplan con cierto buen humor pero que entonces les amargaba la vida.

En Londres, tras la experiencia en Nueva York el pasado otoño, se rinde ahora homenaje a los cineastas que inventaron estratagemas para eludir la censura. El libro Películas que burlaron la censura en España, con textos de Juan A. Pérez Millán, analiza con buen criterio los 20 títulos programados en este ciclo que, aunque de caprichosa elección en algunos casos, dan cuenta de parte de lo mejor que se hizo en el cine español durante aquellos horrorosos 40 años de dictadura.

Las películas sobreviven, está demostrado, pero las cortapisas permanecen

Se habla de la censura como de algo superado. Qué risa. Ya no existe el comité cercenador de antaño, es cierto, pero los productores, las autonomías que sueltan pasta y especialmente las televisiones, no dejan de cribar con celo cuanto patrocinan. Oficialmente España es un país libre en cuanto a libertad de expresión cinematográfica, pero el dinero, amigos, es el mayor censor, nunca ha dejado de ser promotor de la autocensura. No sólo en España. Echen un vistazo a Estados Unidos, donde la calificación para menores puede dar al traste con la distribución masiva de una película. Ahora mismo, Deseo, peligro, de Ang Lee, excelente película digan lo que digan sus altezas, ha sido clasificada NC-17, lo que en España equivale a una X, quedando la película reservada a pequeños locales. Por si fuera poco ha sido olvidada en las nominaciones a los Oscar: ahí no se premian guarrerías. Los censores norteamericanos (la omnipotente MPAA), tienen la sartén por el mango. Y la blanden con energía. Si sale un desnudo masculino frontal, si hay escenas de cama explícitas u orgasmos prolongados, si se dicen muchos tacos, o si hay más violencia que la ya tolerada en televisión, la condena es rotunda: ninguna gran cadena de exhibición querrá mostrar la película, ni los negocios de alquiler en DVD la incluirán en su catálogo. Lo cuenta muy bien Diego Faraone en Miradas de cine (www.miradas.net).

Las películas sobreviven a los censores, y ahí está para demostrarlo el ciclo que se organiza en Londres, pero aquellas cortapisas permanecen. Que se lo digan, si no, a Aurora Bautista, merecida medalla de honor del Círculo de Escritores Cinematográficos esta semana: nunca pudo ver realizada su soñada película sobre Teresa de Jesús (1961), teniendo que conformarse con un remedo bendecido por la Iglesia, gran censora. Como el resultado de las próximas elecciones fuera al gusto de ésta, iríamos de cráneo.

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