Boicoteo alemán a Nokia
Un ministro y un líder socialdemócrata alemanes devuelven sus móviles por el cierre de una fábrica
Ciertas causas aúnan a políticos rivales en plena disputa electoral. Esta semana, la primera productora mundial de teléfonos móviles, la finlandesa Nokia, les brindó una inmejorable a los partidos alemanes metidos en la dura campaña por Hesse y Baja Sajonia. Todos a una, socialdemócratas y democristianos, contra el anunciado cierre de la planta de producción de Nokia en la ciudad industrial de Bochum. Se perderán en la ciudad del Ruhr alrededor de 2.300 empleos del modo más temido por los alemanes desde que la Unión Europea se amplió hacia el este. Los móviles de Bochum se fabricarán en Rumania, una vez mediado el año 2008.
El jefe del grupo socialdemócrata (SPD) en el Parlamento federal, Peter Struck, fue el primero tomar medidas de represalia contra lo que llamó "una tremenda cerdada". Pidió Struck a sus colaboradores un nuevo teléfono móvil y se deshizo de su Nokia N-95. No tardó en apuntarse al boicoteo el socialcristiano bávaro Horst Seehofer, ministro de Consumo, Agricultura y Pesca. Anunció éste que sus funcionarios estudian vías legales para abolir los móviles finlandeses en todo el ministerio.
Se perderán 2.300 empleos en la ciudad de Bochum
Un portavoz de la canciller cristianodemócrata Angela Merkel dijo ayer que la jefa del Gobierno "comprende" el boicoteo contra el gigante finlandés. "Muchas preguntas" abiertas deja el anuncio del cierre para la canciller, que la empresa deberá aclarar al Gobierno federal. Más explícito fue el ministro de Hacienda Peer Steinbrück, socialdemócrata, que señaló la maniobra de Nokia como "capitalismo de caravana" que recoge subvenciones y ganancias y se va sin avisar con la música a otra parte. "La gente", afirmó Steinbrück, "pierde así la confianza, algo muy peligroso".
El Estado federado de Renania del Norte-Westfalia, donde aún se encuentra la fábrica, tratará por su parte de recuperar legalmente los 41 millones de euros en subvenciones que Nokia cobró del Gobierno regional en los últimos ocho años.
Ningún representante de la firma finlandesa Nokia en Alemania quiso explicar ayer a este periódico la postura de la empresa respecto al boicoteo y los daños de imagen que el traslado podría causar a las ventas en el muy importante mercado alemán.

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