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El gigante ruso Gazprom busca expandirse en los Balcanes

Pilar Bonet

El presidente de Rusia, Vladímir Putin, inicia hoy una visita a Bulgaria que provoca temores en la Unión Europea, ya que podría fortalecer la posición en los Balcanes de Gazprom, el monopolio de gas ruso, y amenazar los planes de diversificación de los suministros energéticos a Europa.

Dos son los proyectos que permitirían a Putin obtener un éxito redondo en su viaje: el primero es el acuerdo definitivo de Bulgaria para sumarse al llamado "gaseoducto del sur", un tendido submarino de 900 kilómetros con un coste de 10.000 millones de dólares, que fue apadrinado por Gazprom y ENI en 2007, pero que necesita de Grecia y Bulgaria para llevarse a cabo.

El segundo proyecto hace referencia al paquete de control del monopolio de petróleo serbio Naftne Industrije Srbije (NIS), que Gazprom intenta comprar barato con vagas promesas a Belgrado sobre una eventual participación en el "gaseoducto del sur".

En vísperas del viaje del dirigente ruso -al que participará también el presidente de Gazprom y candidato favorecido por el Kremlín para las próximas presidenciales, Dmitri Medvédev- hay indicios de que ambos proyectos pueden no estar maduros. Si lo estuvieran, Putin se apuntaría un tanto comparable con el que logró en 2007 al asegurarse que los suministros de gas de Turkmenistán, Uzbekistán y Kazajistán se canalizarán también en el futuro por el territorio ruso mediante un gaseoducto por la ribera del Caspio, en contra de los intentos de la UE y EE UU para que Asia Central se sumase a una ruta por el fondo del aquel mar que esquivara a Rusia.

El ministro de Asuntos Exteriores Serguéi Lavrov desmintió a una cadena de televisión serbia que Putin vaya a reunirse con los líderes de aquel país el 18 de enero en Belgrado. Medios occidentales habían mencionado la posibilidad de que los dirigentes serbios acudieran a Sofia para firmar un acuerdo con Putin durante la visita de éste.

El gaseoducto del sur compite con el gaseoducto Nabucco, un proyecto apoyado por la UE, que prevé 3300 kilómetros de tendido desde Irán y Azerbaiyán vía Turquía y Bulgaria. En Nabucco participan también Rumania, Hungría y Austria. Bulgaria depende totalmente del gas ruso y, en la estrategia del Kremlin para el sur de Europa, podría convertirse en el principal nudo de distribución del gaseoducto del sur hacia varias direcciones por el continente.

Rusia ha apoyado a Belgrado en la crisis de Kosovo, pero los políticos serbios son reacios a ceder el control de NIS como recompensa. "No podemos entregar NIS a cambio de nada, por consideraciones políticas", dijo el presidente Boris Tadic.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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