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Ser o no ser Hamlet

Juan Diego Botto dirigirá e interpretará al príncipe de Elsinor en una versión que estrenará en Almagro

Elsa Fernández-Santos

Interpretar a Hamlet era una obsesión adolescente para el actor Juan Diego Botto. A los 15 años, en la escuela de teatro, siempre tenía en la boca el célebre monólogo existencial del príncipe de Elsinor. "Esperaba que, tarde o temprano, alguien me llamaría para interpretarlo, pero no ocurría y, hace año y medio, durante el rodaje de El Greco, en Grecia, mi hermana María me regaló un Hamlet en ese formato libro-llavero de clásicos. Lo llevaba todo el rato conmigo. Hasta que un día empecé a tomar notas sobre una posible puesta en escena de la obra. Luego volví a Madrid, le hablé a mi madre de mis ideas y ella me dijo que cuando nace una idea es para trabajar en ella. Y así fue".

"Esperaba que me llamarían para hacer el papel, pero no sucedía"
El actor no quiere "hacer nada nuevo", sino "que se entienda y disfrute"

A sus 32 años, Botto estrenará en el próximo Festival de Almagro, en julio, su versión del drama shakespeariano dirigido e interpretado por él. "Sólo quería dirigirlo. Me contaron que Adolfo Marsillach vivió una verdadera pesadilla cuando lo interpretó y dirigió, pero los dos actores que tenía en mente no podían hacerlo y decidí asumir el reto. Para encontrar financiación necesitaba un nombre para Hamlet y puse el mío. Aunque, por supuesto, se me ocurren muchos actores que pueden hacerlo". Botto contará durante todos los ensayos con otro actor -aún no seleccionado- que, además, le sustituirá en parte de la gira. "Necesito poder visualizar la obra con otro intérprete sobre el escenario", asegura.

Hay muchas maneras de acercarse a Hamlet: una tragedia familiar, amorosa, filosófica y metafísica. Un drama sobre el destino, sobre conjuras, sobre crímenes y locura por amor. "Me interesa la parte política, la visión del poder, pero, sobre todo, me importa lo que tiene que ver con lo que se llama la herencia de la carne. El padre de Hamlet es el gran rey que ha muerto. Y Hamlet tiene que convivir con esa sombra, aprender a caminar con ella. Le toca sustituirle, al rey guapo que se llama igual que él. Es como el hijo de Picasso al que le toca ser Picasso. Vivir y sobrevivir al fantasma. Esa herencia de la carne tiene que ver con la juventud, con la transición a la madurez. Para mí, el ser o no ser no es tanto el existir o no existir como el decidir, o no decidir, ser plenamente. Mi padre desapareció cuando tenía 28 años y para mí cumplir 28 años fue horrible: pensar que llegaría a ser mayor que él. La sangre te acompaña hasta que te mueres, hay que aprender a tratarla bien y mandarla callar cuando corresponde".

Es por esta "herencia de la carne" por la que Botto habla de la relación casi edípica del príncipe con la madre. "Hamlet está celoso de su tío, por eso me interesa un Claudio más joven de lo normal, un poco mayor que él". Para el actor, Hamlet no es un tratado de moral ni de psicología, sino teatro con un argumento muy poderoso. "No paran de ocurrir cosas, y eso es muy entretenido. El mensaje de la obra está en el propio texto. No tengo la pretensión de hacer nada nuevo, quiero que se entienda y que se disfrute. No quiero hacer un Hamlet moderno. Nada que ver con esa versión de Ethan Hawke interpretando el ser o no ser en un blockbuster mientras elige una película para el fin de semana".

El actor Juan Diego Botto, fotografiado en Madrid.
El actor Juan Diego Botto, fotografiado en Madrid.ÁLVARO GARCÍA
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Sobre la firma

Elsa Fernández-Santos
Crítica de cine en EL PAÍS y columnista en ICON y SModa. Durante 25 años fue periodista cultural, especializada en cine, en este periódico. Colaboradora del Archivo Lafuente, para el que ha comisariado exposiciones, y del programa de La2 'Historia de Nuestro Cine'. Escribió un libro-entrevista con Manolo Blahnik y el relato ilustrado ‘La bombilla’

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