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Miles de seguidores de Sadam podrán volver a sus puestos

Miles de antiguos seguidores del Partido Baaz, que encumbró al poder a Sadam Husein, podrán volver a trabajar en la Administración iraquí. El Parlamento iraquí aprobó ayer, con la bendición de Washington, esta medida de reconciliación para reintegrar a la minoría suní a la vida pública. La llamada Ley de la Justicia y la Transparencia "preserva el derecho a perseguir los crímenes cometidos por el Partido Baaz, pero también el de los miembros inocentes de esa organización", aseguró un portavoz del Gobierno de Bagdad.

Unos 2,5 millones de iraquíes eran afiliados del partido Baaz

Estados Unidos impuso la expulsión de todos los miembros del Baaz del Ejército y la Administración tras derrocar a Sadam en 2003, pero más tarde reconoció que esta medida había ido demasiado lejos y acabó por desencadenar la violencia étnica y religiosa en Irak.

Un portavoz de la Embajada de EE UU en Irak afirmó ayer: "Felicitamos al pueblo de Irak por la aprobación de esta ley. Se trata de un paso muy importante hacia la reconciliación nacional y la puesta en marcha de un proceso político". La Casa Blanca también destacó "el compromiso de los iraquíes para trabajar en favor juntos".

La paralización de esta ley durante más de un año había bloqueado las políticas de reconciliación nacional a pesar de que la seguridad se ha incrementado notablemente en Irak desde la ejecución de Sadam Husein, hace poco más de un año, tras ser condenado a muerte por crímenes contra la humanidad, y las nuevas medidas de contención de la insurgencia del Ejército estadounidense, con la cooperación de milicias de voluntarios suníes.

El Partido Baaz controló el poder en Irak durante más de 50 años y fue el principal instrumento político de Sadam. El Movimiento Baaz, con ramificaciones en Siria y Egipto, surgió a mediados del siglo pasado con el objetivo panárabe de establecer sistemas nacionalistas y laicos. Se calcula que unos 2,5 millones de iraquíes, cerca de un 10% de la población, estaban afiliados a su organización.

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Paul Bremer, el administrador de Irak nombrado por Estado Unidos tras la caída del régimen de Sadam prohibió el partido y expulsó a todos sus miembros de la Administración pública y de las fuerzas de seguridad. El Ejército fue disuelto y miles de profesores y funcionarios fueron destituidos. Una gran parte de la insurgencia suní se nutrió de los militares baazistas expulsados de las Fuerzas Armadas por EE UU.

La nueva ley excluye a los miembros del partido acusados de crímenes y permite que los antiguos funcionarios del Baaz puedan percibir una pensión sin necesidad de recuperar sus anteriores puestos.

La Ley de la Justicia y la Transparencia fue aprobada por unanimidad, aunque sólo se encontraban presentes en el Parlamento 143 de los 275 diputados.

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