Rajoy promete un Ministerio de Familia
El PSOE acusa al PP y a la Iglesia de "querer convertir el pecado en delito" - De la Vega afirma que España no volverá a los tiempos de "una única moral"
La concentración organizada por los obispos a favor de la familia cristiana está teniendo consecuencias inesperadas. Ayer provocó casi cuatro horas de intenso debate en el Congreso, con María Teresa Fernández de la Vega al frente, y llevó a Mariano Rajoy a contratacar tras las críticas recibidas por su negativa a comprometerse en los tres asuntos clave que reclama la Iglesia: aborto, divorcio exprés y matrimonios homosexuales.
El líder del PP anunció que si llega a gobernar creará un Ministerio de la Familia y Bienestar Social, algo que su partido nunca había planteado nunca y que José María Aznar no hizo en ocho años de Gobierno. El motivo por el que Rajoy lo plantea ahora, según explicó en Toledo, en la clausura de la conferencia "Avanzar en Bienestar" organizada por el PP, es similar al que llevó a los obispos a concentrarse en la madrileña plaza de Colón. Ellos fueron mucho más lejos y dijeron que la familia está en peligro por las leyes del PSOE. Rajoy se limitó ayer a asegurar que necesita ser protegida.
Los populares atribuyen al Gobierno un "laicismo radical"
IU-ICV reprocha al Ejecutivo sus "cesiones" a los obispos
"Vamos a apoyar a la familia. Necesita protección social y jurídica. Es y seguirá siendo, porque es innato al ser humano, la célula básica de la sociedad. Allí es donde crecemos, donde vivimos, donde aprendemos principios y donde aprendemos valores", aseguró el líder del Partido Popular. Las competencias de este ministerio, según explicó, consistirán en "definir, impulsar y coordinar las políticas de familia de todo el Gobierno y colaborar con las Administraciones". El PP también promoverá, si regresa al Gobierno, una ley integral de apoyo a la familia "que desarrolle el artículo 39 de la Constitución española, que establece que los poderes públicos deben asegurar la protección social, económica y jurídica de la familia".
Ejemplos europeos
El PSOE nunca se ha planteado un Ministerio de la Familia, aunque el presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, sí ha tomado una medida de gran impacto: el llamado cheque bebé, con el que todas las madres recibirán 2.500 euros por cada hijo nacido después del 1 de julio de 2007. El PP criticó mucho esa medida de política de familia, hasta el punto de que se abstuvo en la votación en el Congreso, aunque lo hizo porque la consideraban insuficiente -el PP proponía 3.500 euros- y porque no incluía a todos los nacidos en 2007.
Rajoy se refirió en varias ocasiones a las políticas de familia de otros países europeos. Sin embargo, sólo Alemania e Italia tienen un Ministerio de Familia, aunque en este último, pese a su nombre, tiene rango de Secretaría de Estado. En Francia, lo hubo en la etapa de Jacques Chirac. En Finlandia es una Subsecretaría de Estado. En el Reino Unido, hay un Ministerio de Niños, Escuelas y Familias que se dedica sobre todo a lo segundo.
El anuncio de Rajoy coincidió con un larguísimo y profundo debate en el Congreso sobre las relaciones Iglesia-Estado, el primero de toda la legislatura, precisamente a pocos días de que acabe. La vicepresidenta Fernández de la Vega, responsable de las negociaciones con el Vaticano, se enfrentó a una especie de pinza. Mientras la diputada del PP María Salom la acusaba de defender un "laicismo radical" y de enfrentarse a los católicos, portavoces de partidos de izquierda, especialmente Joan Herrera (IU-ICV), le reprochaban sus "cesiones" con los obispos, especialmente en financiación, aspecto que, según Herrera, en vez de calmar las ansias de poder de la Iglesia, las ha multiplicado al ver que el Gobierno era débil frente a la presión.
De la Vega negó cualquier cesión, aseguró que el Gobierno no revisará las relaciones con la Iglesia ni llamará a consultas al embajador, Francisco Vázquez -calificado de "agente doble" por Herrera-. Pero dejó muy claro que el Ejecutivo no acepta las exigencias de obispos y cardenales en la plaza de Colón. "La cooperación con las iglesias no supone menoscabo a la laicidad del Estado. España no necesita tutelas morales. Su Gobierno no las tolera. La sociedad no está dispuesta a retroceder a los tiempos en los que una única moral era impuesta a todos los españoles". Más directo fue el socialista José Andrés Torres Mora, quien acusó al PP y a la Iglesia, a los que colocó siempre en el mismo saco, de pretender "convertir el pecado en delito y sus concepciones morales privadas en una norma de cumplimiento obligatorio para todos los ciudadanos". De la Vega insistió en que el Gobierno no se enfrenta a los obispos, y Salom tiró de hemeroteca y sacó una lista de frases, entre ellas la de que son "tenebrosos e inmovilistas", que pronunció en 2004.
LA IGLESIA Y EL ESTADO EN EUROPA
- NO CONFESIONALES. España, Alemania, Finlandia, Bélgica, Italia, España, Austria, Portugal. IU-ICV reclamó que España aplique el modelo alemán. Allí, los católicos (o protestantes) tienen un impuesto religioso. En su IRPF pueden decidir pagar más para que se destine a su iglesia, y no como en España, donde el Estado deja de ingresar la parte que el ciudadano decide dar a su iglesia. En Alemania, el Estado sólo hace de recaudador. Italia sigue un modelo parecido al español. Según De la Vega, todos los países tienen múltiples subvenciones, deducciones y exenciones fiscales.
- CONFESIONALES. Reino Unido, Dinamarca y Grecia. A pesar de esa vinculación oficial, el Reino Unido no subvenciona a la iglesia, aunque hay protección al patrimonio eclesiástico. De la Vega lo explicó como una consecuencia de la historia: las subvenciones vienen del siglo XIX, como compensación a las desamortizaciones de bienes de la iglesia que hubo en toda Europa, con excepción del Reino Unido.
- LAICOS. Países Bajos, Irlanda y Francia. En este último, con excepción de algunos departamentos, como Alsacia y Lorena. En Irlanda está prohibida la financiación con presupuestos públicos, pero hay, según De la Vega, subvenciones a la Educación y a la restauración del patrimonio. En Francia, que rompió relaciones con el Vaticano en 1905 y sólo las recuperó tras la Primera Guerra Mundial, sólo se subvencionan restauraciones del patrimonio eclesiástico y hay algunas exenciones fiscales.
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