La cuesta de enero de Zapatero
El presidente rechazó los consejos para celebrar las elecciones antes de que empeorara la economía - El PP aprovechará para anunciar más rebajas fiscales
- "Presidente, mi consejo es que adelantes las elecciones a otoño". Se lo dijo a Zapatero, el 5 de julio, su entonces ministro de Administraciones Públicas, Jordi Sevilla. Fue en el despacho oficial del presidente del Gobierno durante la entrevista en la que éste le anunció su relevo.
"Las previsiones económicas apuntaban para primeros de 2008 una desaceleración que se ha visto confirmada por una subida de la inflación hasta el 4,3% y una ralentización en la creación de empleo", recuerda ahora Sevilla.
El PP cree inspirar más confianza en tiempos de incertidumbre
El PSOE considera que le beneficia que el debate se centre en la economía
El ex ministro no fue la única persona que aconsejó al presidente el adelanto electoral. Otros altos cargos del Gobierno y del partido abogaron ante él por la misma estrategia. Pero Zapatero respondió que había que hacer "pedagogía política" y agotar la legislatura.
Aquella decisión personal del presidente ha facilitado que, a sólo dos meses de las elecciones, la economía se haya convertido en el primer frente de la batalla política. Los indicadores de inflación y de paro, hasta ahora motivo de orgullo del Gobierno, empiezan a perder el aliento. Y el PP no está dispuesto a desaprovechar la ocasión de atacar ese flanco. El primer enfrentamiento -diferido- entre José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy se producirá, precisamente, en el foro empresarial Nueva Economía. El presidente intervendrá allí el día 9; el líder de la oposición lo hará exactamente una semana después.
¿Un error estratégico?
Los dirigentes del PP están convencidos de que, al no adelantar las elecciones, Zapatero ha cometido un error estratégico de bulto. Todos ellos coinciden en privado en ese análisis, y un hombre próximo a Mariano Rajoy como Gabriel Elorriaga, secretario de comunicación del PP, lo dijo en una entrevista en este periódico.
Este mes, aprovechando la famosa cuesta de enero, el PP tiene previsto lanzarse a vender rebajas de impuestos y a repetir que el PSOE ha agotado la buena herencia que ellos dejaron. "Con la cuesta de enero les vamos a decir a los españoles: nosotros teníamos razón y somos los únicos que sabemos resolver una situación así", señala un asesor de Rajoy.
A pesar de que a primera vista parece un riesgo inaudito, la decisión de agotar la legislatura en condiciones de desaceleración económica tiene precedentes. Se le planteó a José María Aznar en 1999. Él también optó por agotar la legislatura y ganó por mayoría absoluta en marzo de 2000. Felipe González acudió a las urnas, en junio 1993, en una situación mucho peor: con el PIB negativo y con el país perdiendo puestos de trabajo a chorros, y ganó por mayoría simple.
Zapatero no decidió lanzarse a la pelea económica sin proveerse de una buena red. Buscó un aval para defender la gestión de su Gobierno: el vicepresidente económico, Pedro Solbes, primer responsable de cuatro años de crecimiento constante. El presidente comenzó a tantearle en verano, para lograr que se comprometiera a repetir en la misma cartera si el PSOE ganaba las elecciones. Confiaba en que en la decisión de Solbes pesaría el reto de enfrentar la desaceleración prevista. Acertó. Tras varias reuniones y largas conversaciones, Solbes anunció, a primeros de noviembre, que aceptaría repetir como vicepresidente económico. Zapatero está convencido de que su prestigio será decisivo para el electorado.
En el Partido Popular también se han preparado para la confrontación. Ya en septiembre, cuando llegaron los primeros malos datos económicos provocados por el contagio de la crisis hipotecaria de EE UU, el partido cambió su estrategia. Rajoy dejó de preguntar por ETA y el debate territorial, monotema de su oposición, y empezó a utilizar la sesión de control parlamentario de los miércoles para hablar de economía.
Según varios dirigentes próximos al líder del PP, el programa de ese partido, y especialmente su parte económica, está ultimado. En él no sólo figura un descenso de impuestos para los que ganan más de 16.000 euros -ya anunciaron que los que estén por debajo quedarán exentos del IRPF-, sino que también incluye el coste total de todas sus medidas, para ofrecer mayor credibilidad. Los miembros del equipo que elabora el programa se encerrarán dos días en el Parador de Sigüenza, el 8 y 9 de enero, para atar los últimos cabos. A partir de ahí, la ofensiva económica del PP este enero será casi diaria.
A falta de Rodrigo Rato, el gran cartel económico del PP, que se ha retirado a la actividad privada, Rajoy pretende potenciar la imagen de Juan Costa como la del heredero político y delfín de Rato. El líder del PP está convencido, según señalan en su entorno, de que los españoles confían más en su partido en tiempos de incertidumbre económica. Aparentemente, esta situación debería preocupar al PSOE. Pero sucede lo contrario: Zapatero y la cúpula socialista aseguran que la decisión del PP de centrar el debate electoral en la situación económica les beneficia, porque les permitirá reivindicar los logros económicos de la legislatura y la utilización del superávit para impulsar políticas sociales.
Jesús Caldera, ministro de Trabajo y coordinador del programa electoral del PSOE, afirma: "Los socialistas tenemos mucho interés en debatir sobre una cuestión en la que tenemos un buen balance, pese a la desaceleración de primeros de año. Un trimestre malo no puede empañar 15 muy buenos".
Zapatero y los socialistas insisten en resaltar el carácter "exógeno y coyuntural" de la desaceleración. "El aumento de la inflación", señalan en La Moncloa, "es la consecuencia de la subida del precio del petróleo y de los cereales, y afecta a toda la economía internacional".
Una fuente neutral, la Comisión Europea, prevé para España una tasa de paro por debajo del 8% y dos millones de nuevos empleos en la próxima legislatura. El informe no especifica si esos objetivos se cumplirán gane quien gane las elecciones.
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