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Reportaje:

Los rumanos varean el olivar

Los temporeros de Rumania suponen el 40% de los inmigrantes en Jaén

Ginés Donaire

Constantin Percu y su familia han llegado desde Rumania a trabajar en la recogida de la aceituna de Jaén. En poco más de 20 días de campaña van a quintuplicar el salario medio mensual de su país, algo que tiene un efecto multiplicador teniendo en cuenta que han venido varios miembros de la familia. "Nunca había trabajado en la aceituna, pero es algo que me gusta", indica Adrián, el hijo mayor de esta familia asentada en de Bedmar.

El fenómeno de la inmigración ha hecho que la etiqueta de aceituneros altivos que escribiera el poeta Miguel Hernández no se circunscriba solamente a los olivareros de Jaén. Los tajos son desde hace algunos años una mezcolanza de culturas. La campaña oleícola da trabajo en Jaén a unos 100.000 jornaleros, de los cuales 7.000 son temporeros, la mayoría extranjeros. Todos ellos se rigen por el convenio del campo que, desde hace varias campañas, ha eliminado la discriminación salarial entre hombres y mujeres. Sin embargo, la nota más destacada de la actual campaña es que los rumanos y, en menor medida, los búlgaros, están desplazando a los africanos en las fincas.

Sirva como ejemplo que de los 338 certificados comunitarios de registro expedidos por la Oficina de Extranjería de Jaén entre octubre y diciembre, 266 han sido a rumanos y 32 a búlgaros. Los rumanos con tarjeta de residencia y certificado de comunitario en Jaén ascienden ya a 3.100, lo que supone el 16% del total de extranjeros regularizados en Jaén (18.644). Pero si se toma como referencia el sector agrícola, el peso de los temporeros de Rumania es aún mayor.

Extranjería considera que, prácticamente, el 90% (unos 2.790) están ocupados en la aceituna, lo que supone casi el 40% de los 7.000 temporeros (la mayoría de ellos inmigrantes) que, según los sindicatos, han llegado a Jaén en esta campaña oleícola. En toda Andalucía, el número de rumanos asciende a 64.781, la mayoría de ellos ocupados en la agricultura. Con todo, los africanos (en especial los magrebíes) siguen siendo mayoritarios entre los inmigrantes, aunque desde Extranjería se apunta que la tendencia será a un aumento progresivo de rumanos y de ciudadanos de otros países del Este en los próximos años.

La contratación de los trabajadores de los países del Este requiere de una propuesta laboral de los dueños de las fincas, aunque los empresarios jiennenses siguen siendo reacios a solicitar un contingente de trabajadores contratados en origen como sí ocurre desde hace años, por ejemplo, en la campaña de la fresa de Huelva. "Los empresarios no se anticipan y, por eso, desde la Administración estamos supliendo un trabajo que no nos corresponde", asegura José Manuel Cerezo, responsable de la Oficina de Extranjería de Jaén.

La excepción este año ha sido el contingente de 26 rumanos que ha traído la organización agraria COAG. Se trata de un proyecto que ofrece al jornalero una concatenación de campañas que les garantiza seis meses de trabajo. Así, desde el 10 de diciembre hasta el 15 de febrero se les ofrece trabajo en la de aceituna de Jaén y, posteriormente, partirán hacia Huelva, en donde estarán trabajando en la de la fresa, desde el 16 de febrero y hasta el 9 de junio, fecha en la que regresarán a su país.

El empresario se compromete a facilitar una vivienda y el 50% del transporte. El secretario general de COAG en Jaén, Rafael Civantos, cree que esta medida ayuda a que los temporeros "lleguen sabiendo dónde y con quien van a trabajar, sin tener que buscar un tajo, a veces sin un techo en el que dormir".

El contraste

El contraste a la masiva incorporación de rumanos a los tajos aceituneros de Jaén lo representan los inmigrantes subsaharianos que han llegado a la provincia sin permiso de residencia ni de trabajo y se han visto obligados a pulular de un lado a otro de la provincia, con el único refugio de los albergues de temporeros y, en muchos casos, durmiendo en la calle.

La mayor conflictividad de los últimos días se ha concentrado en Úbeda, donde el Ayuntamiento se ha visto obligado a aumentar las plazas del albergue ante la tensión que provocó la falta de plazas entre los propios inmigrantes. A las 58 plazas del albergue se unen otras 100 del dispositivo de Cruz Roja, aunque el sindicato CGT advierte de que siguen insuficientes porque en el comedor que gestiona Cáritas se dan cada día más de 250 comidas. "Muchos inmigrantes se siguen refugiando en la estación de autobuses o junto a cajeros automáticos por falta de un techo", señala Jacinto Ceacero, de la CGT, que ha pedido, sin éxito, la apertura del polideportivo municipal como dispositivo de emergencia. Desde el Ayuntamiento de Úbeda se indica que el desfase entre el número de comidas y las plazas de alojamiento se debe a que muchos inmigrantes de otras localidades cercanas acuden al comedor ubetense.

La condición de indocumentados impide a estos inmigrantes ser contratados. No obstante, Javier Cruz, presidente de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) de Jaén, advierte de la presencia de "algunos empresarios desaprensivos" que siguen acudiendo a las estaciones de autobuses o los albergues en busca de inmigrantes sin papeles que devuelven al mismo sitio por la tarde, una vez finalizada la jornada en el tajo. El delegado del Gobierno andaluz en Jaén, Francisco Reyes, ha indicado que se ha intensificado la campaña de inspección en las fincas olivareras contra la contratación ilegal de trabajadores.

Campaña agrícola

Número de jornaleros: 100.000.

Inmigrantes temporeros: 7.000 (el 40% rumanos)

Jornales: 9,2 millones en recolección y 224.000 en molturación.

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