Un clásico en toda regla

Los bares de copas de Barcelona no son sólo ruido, barras que despachan alcohol desenfrenadamente o sofisticados locales con cervezas a cinco o seis euros. La capital catalana todavía conserva varias joyas; bares que demuestran que el ocio nocturno también forma parte de la oferta cultural de esta ciudad. Una de estas perlas está en Sant Andreu, un barrio donde la noche raramente da demasiados sobresaltos y en el que los bares de copas no abundan. Pero ahí está el café Versalles, un establecimiento con todos los elementos para ser un clásico: la calidad del edificio, una larga historia a sus espaldas, un trato amable...

Montse Busqueta y Eduard Colomer acaban de culminar la rehabilitación del local. Lo han modernizado levantando los techos, colocando un altillo y abriendo el subterráneo para actividades culturales. El Versalles de ahora tiene poco que ver con el espacio algo kitsch de hace un par de años. Algunos clientes temían que la reforma dejara el local sin su encanto. Pero no ha sido así, porque el atractivo del Versalles es la gente que lo frecuenta. La de siempre.

Su historia es la crónica social del barrio. Se abrió en 1928 en el edificio modernista de Can Vidal como Petit Versailles. Acudían durante el día los obreros de la zona y, por la noche, la burguesía más bohemia. Cada uno por su lado. Durante el franquismo, su anterior propietario realizó las primeras reformas: se instaló un falso techo, desaparecieron los billares y se incorporaron reservados que albergaron varias reuniones clandestinas. La rehabilitación que emprendieron Busqueta y Colomer ha sido más ambiciosa. La culminaron el mes pasado, cuando terminaron las obras del sótano, un antiguo refugio de la Guerra Civil donde habrá actividades culturales, lúdicas y culinarias. Todo un ejemplo de saberse reciclar.

- Lo más: el edificio y el ambiente.

- Lo menos: los momentos en los que hay mucha gente.

- Dirección: Versalles. Gran de Sant Andreu, 255.

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