_
_
_
_
_

Madre soltera en busca de una ayuda

Vizcaya retira la renta básica a una mujer que rechazó un trabajo para poder cuidar de su recién nacido

¿Se han convertido las ayudas sociales en un coladero para defraudar? Las instituciones cada vez tienen más miedo de que sea así y por ello los controles y la interpetación de la normativa resulta más estricta. Tan férrea que ha topado con el Ararteko. El Defensor del Pueblo vasco ha recomendado a la Diputación de Vizcaya que restituya la renta básica que retiró hace un año a una madre soltera, quien rechazó un trabajo para poder cuidar de su recién nacido. De momento, la respuesta de la Diputación ha sido negativa.

El Ararteko censura a la Diputación y le recomienda que restituya el subsidio

Aunque el Ararteko ha tenido que lidiar varias veces con quejas relacionadas con la renta básica, es la primera vez que se enfrenta a una institución que se niega a pagar la prestación por rechazar un trabajo.

El relato de los hechos es el siguiente: Isabel (nombre supuesto) trabaja tres horas al día (de 18.30 a 21.30) como limpiadora y recibía desde 2001 un subsidio de 240 euros mensuales de la Diputación de Vizcaya para completar un salario equivalente a la renta básica (algo superior a los 500 euros). Está soltera. Cuando nació su hija, en marzo de 2006, la ayuda social subió hasta 706 euros al mes. Decidió acogerse a su derecho a una excedencia para poder cuidar de su bebé, ya que se trata de una familia monoparental, y vivir de los 706 euros de la renta básica.

En noviembre de 2006, la Diputación le retiró la ayuda por la "baja voluntaria en el trabajo", uno de los supuestos que incluye la normativa para dejar de abonar la prestación. Desde entonces, Isabel no cobra nada en concepto de renta básica. La mujer argumentó que su horario de trabajo le obligaba a contratar a una persona para el cuidado del bebé, de tal manera que el sueldo que hubiera de percibir por su trabajo lo abonaría a la persona que cuidara del bebé.

Según el Ararteko, la tesis de la Diputación de que esta mujer tiene unos ingresos (su trabajo) y renuncia voluntariamente a ellos es cierta, pero su precariedad se da con independencia de esos ingresos. "No rechaza un empleo. Ya lo tiene, y lo que hace es ejercitar su derecho a la excedencia. Cumplía cuando trabajaba los requisitos para ser titular de la prestación y los cumple en excedencia. Sufre una gran precariedad, que no la ha creado ella con su renuncia a trabajar", concluye el Ararteko.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete
El <i>ararteko,</i> Iñigo Lamarca, poco antes de una comparecencia en el Parlamento.
El ararteko, Iñigo Lamarca, poco antes de una comparecencia en el Parlamento.PRADIP J. PHANSE

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_