_
_
_
_

Los ataques racistas aumentan en el este de Alemania

El Gobierno no logra acabar con los grupos neonazis

Los incidentes racistas y xenófobos, cometidos por elementos neonazis por lo general en medio de la indiferencia de la población, se repiten con frecuencia en el Este de Alemania, en los Estados federados que pertenecían a la desaparecida RDA.

Los planes de educación cívica puestos en marcha por el Gobierno federal y los Estados federados no consiguen acabar con las bolsas de neonazismo latente, tal vez como consecuencia de la falta de perspectivas vitales de muchos jóvenes y la ausencia de tradiciones democráticas arrastrada desde los tiempos de la dictadura comunista.

No son los grandes pogromos de los años noventa con incendios y ataques a los centros de acogida a refugiados políticos o residencias de extranjeros. Ahora se trata de un goteo continuo de acciones violentas de la ultraderecha.

Una selección de incidentes de los últimos meses se puede iniciar con los sucesos en agosto en la ciudad de Mügeln, en Sajonia, de unos 5.000 habitantes. Media docena de indios, que viven allí desde hace años, participaban en la fiesta del pueblo cuando se produjo un incidente por un empujón en el baile, que degeneró en pelea. Una horda de alemanes más o menos borrachos persiguieron a los indios, que se refugiaron en la pizzería de un compatriota. La llegada de la policía los salvó de un posible linchamiento.

En una ciudad de 17.000 habitantes, Mittweida, también en Sajonia, un grupo atacó a una extranjera y una joven salió en su defensa. Los atacantes le grabaron con una navaja la cruz gamada en la nalga.

El Estado que se lleva la palma es el de Sajonia-Anhalt. En Pretizien, pueblo de apenas 1.000 habitantes, un grupo neonazi organizó una pira para quemar el libro de El diario de Ana Frank, la joven judía que murió en el campo de concentración de Bergen-Belsen. En Halberstad, menos de 500 habitantes, otra horda de radicales atacó a un grupo de actores que habían representado una obra, por su indumentaria y aspecto.

En la capital del Estado, Magdeburgo, de 230.000 habitantes, una iraquí embarazada subió a un autobús con un cochecito en el que llevaba a su hijo de dos años. Unos viajeros empezaron a protestar y decir a voces: "¡Turcos de mierda!" y "aquí sólo hay sitio para los alemanes". Su cuñada, una joven de 15 años, salió en su defensa. Les rompieron el cochecito y la embarazada acabó en el hospital. Los viajeros que iban en el autobús no intervinieron.

Neonazis en una marcha del ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD) en 2005.
Neonazis en una marcha del ultraderechista Partido Nacional Democrático (NPD) en 2005.REUTERS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_