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Royal critica el "sexismo" del socialismo francés en la elección presidencial

La ex candidata al Elíseo recupera protagonismo con un libro polémico

Ayer se puso a la venta el libro que Ségolène Royal ha escrito sobre su campaña electoral, titulado Ma plus belle histoire, c'est vous (Mi más bella historia sois vosotros), en referencia a los votantes. La ex candidata socialista al Elíseo visitó varias librerías parisienses para firmar ejemplares y reencontrarse con sus electores, en un intento de protagonizar una vuelta al primer plano de la escena política tras su derrota del 6 de mayo frente al conservador Nicolas Sarkozy.

Royal no quiere, según dice, ajustar cuentas con sus correligionarios, siquiera con los que la han atacado directamente. Tampoco desea abrir el debate sobre el futuro del Partido Socialista (PS), cuyo congreso de renovación está previsto para dentro de un año.

Hasta tal punto evita la polémica que, el lunes, en un supuesto debate organizado por el diario Le Monde con motivo de la aparición del libro, se limitó a pronunciar un discurso y para desaparecer cuando realmente comenzó el debate. Su libro, dijo, "está desconectado de acontecimientos futuros" y pretende "rendir cuentas" con quienes le concedieron su voto la pasada primavera. "No voy a dejarme arrastrar ni instrumentalizar en un asunto que no es el mío", dijo respecto al proceso interno que tiene lugar en el PS.

Para visualizar una vez más su distanciamiento del partido, Royal ha vuelto a escoger una oficina alejada de la sede socialista, en bulevar Raspail, donde desde hace unos días trabaja y recibe a sus fieles que, salvo excepciones, no son los mismos que la arroparon durante su frustrada carrera al Elíseo.

El hecho de haber renunciado a tener un escaño en la Asamblea Nacional para ser fiel a su programa contra la acumulación de cargos -Royal es presidenta de la región de Poitu-Charentes-, le impide visualizar su condición de líder de la oposición.

Royal mantiene intacta su ambigüedad política. En el libro asegura que ofreció al centrista François Bayrou el puesto de primer ministro si apoyaba su candidatura en la segunda vuelta de las presidenciales, algo que Bayrou desmiente. El lunes insistió en la necesidad de una alianza con el centro, pero abrió la puerta también a un acuerdo con la extrema izquierda representada por el trotskista Olivier Besançenot. El PS, en su opinión, debe situarse "como una fuerza central a la izquierda capaz de asociar distintas corrientes" que irían desde el centro hasta los movimientos anticapitalistas "para tomar lo más útil de cada corriente".

En el libro, en cualquier caso, deja muy clara su ambición de llegar algún día a la presidencia francesa. "No conozco aún el lugar ni la fecha, pero sé que un día nos reencontraremos", escribe. "La historia continúa, es decir, el combate", añade; "algún día ganaré por todos los que piensan que durante la campaña se levantó algo que no se detendrá". Royal no se priva de criticar el papel de la cúpula del partido durante la campaña, que dirigía y todavía dirige François Hollande, padre de sus cuatro hijos y que fuera su compañero sentimental hasta que las presiones de la campaña acabaron por romper la pareja.

También arremete contra el sexismo, uno de sus principales argumentos durante la campaña. "En la vida cotidiana, la mayor parte de los socialistas no son sexistas insoportables, (...) pero la elección presidencial es otra historia", escribe. Y asegura que ella no es "ni Juana de Arco ni la Virgen María", como se la presentaba durante el proceso electoral. Reivindica también su competencia. "¿Estaba preparada para las elecciones presidenciales?", se pregunta. "Mucho más de lo que se ha dicho, pero, sin duda, menos de lo que habría hecho falta", reconoce.

La   ex candidata socialista a la presidencia francesa, Ségolène Royal, durante su participación en un debate sobre la izquierda francesa.
La ex candidata socialista a la presidencia francesa, Ségolène Royal, durante su participación en un debate sobre la izquierda francesa.AFP

El hijo de Sarkozy, ante el juez

Jean Sarkozy, de 21 años, hijo del presidente de Francia Nicolas Sarkozy, compareció ayer ante la justicia por un supuesto delito de degradación de vehículo y fuga, después de haber protagonizado un accidente de circulación a bordo de su motocicleta.

Como corresponde a la relevancia del personaje, una nube de fotógrafos y camarógrafos de los medios de comunicación rodeó su entrada en el tribunal. Según la denuncia, el 14 de octubre de 2005 el hijo del jefe del Estado chocó contra el vehículo de M'Hamed Bellouti en la parisiense plaza de la Concordia, causando daños en la parte trasera del vehículo, un BMW, pero no se detuvo y abandonó el lugar.

Bellouti apuntó el número de matrícula y denunció el hecho. Su compañía de seguros, sin embargo, pese a que lo intentó en varias ocasiones, no consiguió que la otra parte se hiciera cargo de la factura de la reparación, que ascendía a 260 euros.

A principios de este año, la prensa publicó la noticia de que al joven Sarkozy le habían robado su moto y que la policía de París, tras haberla encontrado en una barriada de París, realizó pruebas de ADN para localizar al ladrón. Bellouti decidió entonces que si las fuerzas de seguridad habían puesto tanto interés en ayudar al hijo del presidente, también él tenía derecho a ser compensado.

Jean Sarkozy negó ayer ante el juez cualquier participación en el incidente y aseguró que no tenía "nada que reprocharse". El tribunal ordenó que se realice una "investigación complementaria" y citó a las partes para el 25 de junio de 2008.

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