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Reportaje:

El Nuevo Mercado baja la persiana

El índice que agrupa a las tecnológicas españolas echa el cierre con una caída acumulada cercana al 70% desde 2000

Claudi Pérez

Es el punto final de un ciclo entero de la tecnología en Bolsa". Así describe Jordi Falgueras, de Gaesco, el cierre definitivo del Ibex Nuevo Mercado, creado en abril de 2000 para dar cabida a las empresas tecnológicas de alto potencial de crecimiento. El sector que por aquel entonces venía a denominarse puntocom. Los analistas bursátiles no son precisamente blandos con el índice, que bajó la persiana el viernes. "No tenía sentido cuando se creó, y ahora menos aún", dice David Navarro, de Inversis. "Llegó tarde. No ha tenido ningún éxito. Nadie sabe qué valores lo forman", abunda Jesús Sánchez Quiñones, de Renta 4.

"Ha dejado de tener sentido", reconoce a modo de epitafio la propia empresa que lo comercializa, Bolsas y Mercado Españoles (BME), a través de su director de Renta Variable, Jorge Izaguirre.

Los analistas critican el momento elegido para crearlo y el hecho de que apenas hay tecnológicas en España para justificarlo
El índice nació en abril de 2000 con 10.000 puntos, perdió el 30% en dos meses, y echa el cierre en torno a los 3.280 puntos

La trayectoria del índice justifica todas esas opiniones. El Nuevo Mercado vio la luz a principios de la década como un proyecto casi más político que bursátil. En los estertores de la burbuja tecnológica, algunas de las 10 empresas que aparecieron inicialmente en el Nuevo Mercado se resistían a verse incluidas por el mensaje que transmitía el índice, relacionado con compañías "con un alto potencial de crecimiento". Casi un eufemismo que podía traducirse por "alto riesgo"

en unos momentos marcados por el ajuste de precios y por las malas noticias para las puntocom de la época.

Esas resistencias fueron premonitorias: el índice se dejó 1.200 de sus 10.000 puntos iniciales en una sola semana. Perdió el 30% de su valor en un plazo de dos meses, en una caída en barrena hasta agosto de 2002, cuando llegó a ceder casi un 80%. Un fiasco que tuvo como principal protagonista a Terra, la filial de Telefónica. Pese al repunte de los últimos años, nunca se recuperó: el pasado viernes echó el cierre definitivo situado en torno a los 3.300 puntos, una sombra de esos 10.000 iniciales.

Con todo, esa trayectoria no ha sido excepcional: el Nasdaq estadounidense, creado hace 35 años, se acercaba a la cota de los 5.000 puntos el día que empezó a cotizar el Nuevo Mercado. Ahora se sitúa en torno a los 2.700.

Los expertos de Bolsa familiarizados con el sector tecnológico ofrecen varios argumentos para el análisis. Para empezar, el momento elegido para su lanzamiento: "Nació con sentencia de muerte, en pleno estallido de la burbuja tecnológica", explica Falgueras. "No hubo suficiente agilidad y se creó tarde, cuando el recorrido al alza de la tecnología ya era muy limitado", opina Jesús Sánchez Quiñones, de Renta 4. Pero la mayoría de los analistas aducen razones más estructurales para explicar el fracaso.

"Apenas hay empresas de la denominada nueva economía en España. En el Nuevo Mercado había una farmacéutica, una empresa de telecomunicaciones, otra de energías renovables, nada que respondiera a los criterios de tecnología punta con altísimo potencial. Ninguna de las empresas del índice era sustancialmente diferente de las que cotizan en el mercado continuo. Sólo Terra -que acabó siendo un fracaso- respondía en su día a la filosofía del índice, la misma que puede tener el Nasdaq en Nueva York. En España no hay un Yahoo. No hay un Google. No hay compañías tecnológicas como para mantener el Nuevo Mercado", asegura David Navarro, de Inversis.

Ni en España ni en media Europa. En la mayoría de las Bolsas europeas los índices tecnológicos han seguido el mismo camino. El máximo exponente era el Neuer Markt alemán, que expiró en marzo de 2003. La huida en estampida de los inversores tuvo un efecto devastador en el Viejo Continente, con un rosario de cierres: Nouveau Marché (Francia), SWX New Market (Suiza), Nuovo Mercado (Italia) y Nasdaq Europe siguieron el mismo camino.

Goldman Sachs, Merrill Lynch, Credit Suisse First Boston y otras firmas de prestigio han emitido buenas recomendaciones sobre el sector en los últimos meses, algo tarde para comprobarlo en la evolución del Nuevo Mercado. "La tecnología ha entrado en una etapa de cierta recuperación, pero la Bolsa española no es precisamente atractiva en este sector, en el que apenas hay representantes", asegura Falgueras. A cambio, los analistas aseguran que BME ha recuperado agilidad en la creación de índices. "El Latibex ha funcionado, y BME se ha quitado complejos con otros índices atractivos", resume Jesús Sánchez Quiñones.

Al margen de dejar de calcular el índice, BME espera el visto bueno de las ocho empresas que hoy forman parte del Nuevo Mercado y las autorizaciones de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) para integrar a estas compañías en el mercado continuo.

Jorge Izaguirre, ejecutivo de BME, pone énfasis en el hecho de que en Europa "estos índices, sencillamente, ya no existen o se han ido transformando". "Lo mismo ha sucedido con las empresas españolas, han ido cambiando y ya no cumplen con las características que hacían atractivo el Nuevo Mercado. Por eso, el índice ha dejado de tener sentido", asume. "La realidad económica a la que respondía ha evolucionado", informó el grupo que gestiona los parqués españoles cuando anunció su cierre. "No había fondos que replicaran el índice. Y sin ese respaldo el Nuevo Mercado se tenía que limitar a malvivir", remacha Izaguirre.

La Bolsa de Madrid, en la imagen una vista del patio de operaciones, ha suprimido el índice creado en 2000 para empresas tecnológicas.
La Bolsa de Madrid, en la imagen una vista del patio de operaciones, ha suprimido el índice creado en 2000 para empresas tecnológicas.BLOOMBERG

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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