Un minuto de silencio por Jesús de Polanco

Con un breve homenaje a Jesús de Polanco se inició ayer el acto de reconocimiento al Mérito Editorial que este año la FIL ha dedicado a Christian Bourgois. Fueron 10 minutos, un gesto discreto y elegante, para recordar al empresario y editor que había recibido en 1998 el mismo galardón. "Sólo soy un vendedor de libros", así se definió Jesús de Polanco alguna vez, y con ese comentario se inició el vídeo que recorrió su historia.

Una historia que, entre otros posibles puntos de contacto, tiene algo en común con el editor francés que, por el tratamiento al que está sometido por una enfermedad, no pudo estar ayer en Guadalajara. Ese punto es el de la apertura hacia fuera, el afán de cruzar fronteras y de abrirse a lo que sucede en el mundo. El catálogo de Bourgois destaca por la abrumadora presencia de grandes escritores no franceses (entre ellos, muchos españoles y latinoamericanos). Y ya se sabe que Santillana, la editorial que Polanco puso en marcha con Francisco Pérez González en 1958, dio algunos de sus más importantes pasos en América (Argentina, Chile, México, Estados Unidos, Colombia).

"Yo soy pura y simplemente un empresario", dijo Jesús de Polanco en esta misma Feria cuando en la edición de 1998 se le otorgó la medalla al Mérito Editorial. Y añadió entonces: "Un empresario que ha tenido dos grandes factores de suerte: encontrar una serie de colaboradores que hicieron la auténtica labor creadora, la auténtica labor profesional, la auténtica labor impactante, y el otro es haber trabajado en el mundo de nuestra lengua. Nuestra lengua tiene una riqueza impresionante, es un activo fundamental para nuestra cultura".

También ayer, en el vídeo, se volvió a destacar el espíritu emprendedor, la audacia y la visión de ese gran empresario que nació en Madrid de padres cántabros en 1929 y que murió en la misma ciudad hace escasos meses. La extraordinaria expansión y consolidación de Santillana -actualmente uno de los grandes grupos editoriales con sellos como Alfaguara, Taurus, Suma, EL PAÍS/Aguilar, Punto de Lectura...-, su participación en la fundación de EL PAÍS, su incorporación al mundo de la radio (con la SER en España y referentes como Caracol y Radiópolis, entre otros, en Iberoamérica) y la televisión (Sogecable, Cuatro, Digital Plus) y las diversas iniciativas que han convertido a PRISA en un referente de la comunicación en el mundo entero. Y con una fuerte presencia en Latinoamérica. Por eso la FIL se volvió a acordar ayer de Polanco y de su obra. Un intenso minuto de silencio cerró el breve homenaje. Y partir de entonces todo el protagonismo fue para Christian Bourgois (Antibes, 1933), del que se destacó su impecable catálogo, que incluye a autores como Onetti, Tomeo, Marsé, Vila-Matas, Bolaño, Vázquez Montalbán, Aira...), y su afán por llevar a Francia a muchos autores de referencia de fuera de sus fronteras. Fue su mujer, Dominique Bourgois, la que tomó en primer término la palabra. Luego habló Martín Solares, el escritor argentino que hace poco ha publicado con Bourgois. Y cerró Jorge Herralde, viejo cómplice del editor, que fue el encargado de leer el texto que había enviado desde Francia.