Siria acudirá a la cumbre de Annapolis sobre Oriente Próximo
EE UU introduce una mención a la paz regional que incluye el Golán
No podía ser la excepción tras la anuencia de Arabia Saudí. Siria anunció ayer que acudirá a la conferencia de Annapolis (Estados Unidos) que se celebra mañana. Han bastado unas filigranas verbales de Washington y la referencia implícita a la meseta del Golán, ocupada por Israel en la guerra de junio de 1967, para que el acosado régimen de Damasco diera el sí definitivo.
La referencia en la reunión al territorio ocupado por Israel será superficial
Uno de los asuntos a debate era inicialmente "la implicación de los países árabes en el proceso", que en principio versa sobre el conflicto israelo-palestino. Pero Washington accedió durante el fin de semana a sustituir ese epígrafe por otro que ha servido de señuelo por aludir indirectamente al Golán: "Los esfuerzos por lograr una paz regional global". La agencia de noticias siria Sana lo tradujo a un lenguaje más apropiado para consumo interno. "Siria ha decidido tomar parte en la conferencia de Annapolis tras recibir una invitación de Estados Unidos y conocer la agenda de la reunión, que incluirá la cuestión del Golán".
Es seguro que durante la breve cita -que apenas servirá de punto de partida para un proceso de paz entre israelíes y palestinos que muy pocos creen dará frutos- la referencia al territorio ocupado por Israel será más que superficial.
Pese a su beneplácito a Annapolis, Siria pretende dejar claro que su satisfacción no es completa. A diferencia de Riad, Damasco no enviará a la base militar estadounidense donde se celebrará la cumbre al jefe de la diplomacia, Walid Muallem. Será el viceministro de Exteriores, Faisal Miqdad, quien vuele a Maryland. Tampoco Israel contribuye a allanar el camino a Siria. Miri Eisin, portavoz del primer ministro israelí, Ehud Olmert, aseguró que "Israel observa de manera positiva la participación de Siria en una conferencia que versa claramente sobre el proceso israelo-palestino, pero que puede abrir vías adicionales hacia la paz en Oriente Próximo".
La debilidad del Gobierno sirio es palpable. Washington aprieta aunque no ahoga desde hace años. La aviación israelí bombardeó el 6 de septiembre unas instalaciones militares secretas en el norte de Siria. Las amenazas de que Damasco se reservaba "el derecho a responder cuando lo considere oportuno" ante estas violaciones de su soberanía se multiplicaron. Sin embargo, la represalia nunca se ha producido. Desde que concluyó la guerra de Yom Kipur, en 1973, el Ejército sirio jamás ha pasado de las amenazas verbales. Se limita a cobijar a las organizaciones palestinas en el exilio y a azuzar al movimiento chií Hezbolá desde suelo libanés.
Bachar el Asad mantiene conflictos de envergadura con varios de los Estados de la Liga Árabe. El principal, el enfrentamiento que sostiene con Arabia Saudí en lo tocante a la crisis de Líbano. Para la supervivencia del régimen sirio, mantener su influencia o dominio sobre el pequeño país vecino es vital. Mucho más que recuperar el Golán. Muchos expertos opinan que Damasco espera lograr algún premio respecto a Líbano con su presencia en la cumbre Annapolis organizadas por Estados Unidos.
Otro golpe para Hamás
Aislados del mundo, asfixiados en Gaza por el Ejército israelí -este fin de semana ha matado a cinco milicianos y dos civiles palestinos-, y perseguidos en Cisjordania por la policía del presidente Mahmud Abbas, Hamás ha recibido otro golpe. Esta vez de la Liga Árabe. La asistencia de los ministros de Exteriores árabes a la conferencia de Annapolis ha dejado un regusto amargo en el movimiento fundamentalista, que ha llamado sin descanso al boicot de la cita en Estados Unidos.
"La decisión de la Liga Árabe supone una gran conmoción para los palestinos porque abre la puerta a la normalización con Israel a pesar de su continua agresión", declaró el portavoz islamista Sami Abu Zuhri.
Los dirigentes de Hamás están convencidos de que la cumbre en la base militar de Annapolis y el proceso que pueda surgir a posteriori será un nuevo fracaso, siete años después del último descalabro en las negociaciones. Además, son conscientes de que, al menos durante un tiempo, el presidente Abbas contará con el respaldo del mundo occidental y de sus billeteras. Sólo Irán, que aporta fondos al partido islamista, y la milicia chií libanesa Hezbolá han mostrado un apoyo inequívoco a Hamás.
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