Un álbum para la historia cotidiana

Dos fotografías realizadas por Manel Armengol de la brutal carga policial durante la manifestación del 1 de febrero de 1976 a favor de las libertades abren la exposición Fotoperiodisme a Catalunya 1976-2000. Hasta el próximo 20 de enero, el Espai Xavier Miserachs del Palau de la Virreina de Barcelona acoge este gran álbum para la historia cotidiana conformado por 180 imágenes realizadas por 77 fotógrafos, una panorámica de los principales acontecimientos y personalidades de la Cataluña del último cuarto de siglo. Pero, sobre todo, una reivindicación del papel del fotoperiodista como un profesional con mirada propia, que interpreta los acontecimientos y en sus imágenes destila su percepción del mundo.

Organizada por el Ayuntamiento de Barcelona y el Colegio de Periodistas de Cataluña, la exposición da continuidad a la realizada en 1990, en el mismo marco y con los mismos impulsores. En aquella ocasión se consignaba la historia del fotoperiodismo catalán desde sus inicios, en 1885, hasta 1976. Esa primera exposición se cerraba justo donde se inicia la actual, testimonio de los grandes cambios ocurridos en la fotografía de prensa.

Como señala Josep Carles Rius, decano del Colegio de Periodistas de Cataluña, en este cuarto de siglo el fotógrafo ha dado un gran paso en su independencia del redactor, y la imagen ha conquistado una autonomía al margen de la palabra. Pero en la actualidad debe hacer frente a la saturación de imágenes causada por la revolución digital, que está cambiando la profesión. El periodista Josep Maria Huertas, predecesor de Rius en el cargo, y fallecido el pasado marzo, fue el principal impulsor del proyecto. En la exposición están representados otros dos ausentes por muerte prematura, los fotógrafos Jordi Pujol Puente, asesinado en Sarajevo en 1992, y Manolo S. Urbano, que falleció en 2005.

La Transición, las movilizaciones ciudadanas, el incendio del Liceu, los Juegos Olímpicos y el terrorismo de ETA son algunos de los grandes temas que quedan reflejados en la exposición. Sin embargo, la disparidad de criterios en la elección de las imágenes, de la que se han ocupado los propios fotógrafos, propicia la pluralidad de temas y da cuenta de la diversidad de las voces reunidas en una exhibición que, acompañada por un amplio catálogo, es definida por Rius como "una crónica real y veraz del último cuarto de siglo".