Exteriores intentó sin éxito un comunicado conjunto con Chávez

El Ministerio de Asuntos Exteriores intentó consensuar un comunicado con el Gobierno venezolano para zanjar sin demora el incidente diplomático suscitado por el enfrentamiento en la Cumbre Iberoamericana entre el presidente José Luís Rodríguez Zapatero y el Rey con el líder venezolano, Hugo Chávez. La información en ese sentido que el propio Chávez dio a los medios de comunicación, y de la que el PP se hizo eco con escándalo en el último y acalorado pleno del Congreso, es exacta, según han confirmado fuentes diplomáticas españolas.

El Gobierno pretendió resolver el problema como un caso menor, con un escrito conjunto en el que se reafirmaran las relaciones históricas y la buena sintonía entre españoles y venezolanos para pasar página de inmediato. Pero la determinación de Chávez de explotar la situación como un choque personal entre él y el rey Juan Carlos frustró el intento. Los contactos para promover esa solución comenzaron al concluir la cumbre y se han prolongado hasta bien entrada esta semana.

Sólo el ministro Miguel Ángel Moratinos y su entorno más próximo han intervenido en unas gestiones "muy intensas y reservadas" sobre un tema "incómodo", por la agresividad que Chávez llega a demostrar hacia quien se cruza en su camino. "En realidad, no puede hablarse de gestiones formalizadas, sino de respuestas a las iniciativas espontáneas de tantos Gobiernos amigos que nos llamaron para ofrecer sus buenos oficios en el caso de que quisiéramos hacer llegar sugerencias discretas a las autoridades venezolanas", asegura una fuente consultada.

Por respeto a las exigencias de discreción, las fuentes prefieren no citar a ningún país concreto. Insisten en que la respuesta general de los Gobiernos latinoamericanos ha sido "satisfactoria", incluso en el caso concreto de Cuba, porque si Fidel Castro apoyó públicamente al líder venezolano, la diplomacia cubana se ha mostrado cooperativa con la española. Por otra parte, a nadie le extrañará, sostienen las fuentes, que Gobiernos amigos visitados por Chávez, como han sido esta semana los de Arabia Saudí, Francia y Portugal, hayan comunicado a Madrid, mediante sus embajadas o a través de directores generales, su disponibilidad para transmitir mensajes o ayudar como sea.

El propio Ministerio de Exteriores temió desde el principio que el líder venezolano denunciara estos contactos como una presión impropia, y así fue. Poco antes de emprender, el pasado domingo, la gira centrada en la cumbre de la OPEP, Chávez dijo con displicencia que le llovían mensajes para que firmara algún comunicado con España, pero que él quería otra cosa: el Rey tenía que pedirle disculpas, porque su problema había sido con el Rey y no con España. Al mismo tiempo, en un mitin, gritaba "¡cien reyes no me callarán!", confirmando que está convencido de haber encontrado en el incidente de Santiago un filón para animar más de una campaña.

Exteriores hubo de reconocer entonces que los mensajes transmitidos con tanto cuidado caían en saco roto. Pero Moratinos y su equipo siguen pensando que la mejor táctica es ignorar los ataques. "Salvo que ofenda al Rey, claro", indica una fuente diplomática.

Se quiere dejar pasar el tiempo, confiando en que todo quede atrás cuando Hugo Chávez deje de dar el mitin para el referéndum de la reforma constitucional, que afrontará el 2 de diciembre. El caso es que la locuacidad proverbial del líder venezolano parece haberse moderado en las últimas horas. Y Moratinos repite que todo está en vías de normalización.