Música bella para un mundo cínico
Tres grandes artistas del nuevo 'folk' traen de gira su mensaje espiritual
El generoso paraguas folk acudió al rescate. Si en los sesenta albergó desde las diatribas de Dylan al intimismo de Nick Drake, hoy se utiliza para agrupar propuestas tan diversas como las tres que están de gira en España esta semana: José González, sueco de origen argentino; CocoRosie, es decir, las excéntricas hermanas Bianca y Sierra Cassidy, estadounidenses de sangre cherokee, y el tejano de origen venezolano Devendra Banhart, heredero del hippismo y cabecilla del movimiento.
Freak folk, psych folk, acid folk, weird America y hasta naturalismo. No es fácil englobar bajo un nombre a tan variado grupo de artistas. Los puntos en común entre ellos y decenas repartidos por el mundo van más allá de lo musical. Lo resume Joan As Police Woman, neoyorquina, en su lema: "La belleza es el nuevo punk-rock". Lo subversivo en el entorno cínico y descreído no es rajarse con cuchillas sobre un escenario y tocar alto y rápido, sino ser sincero y hermoso. Servir de bálsamo en un mundo caótico.
"La belleza es nuestro vehículo. A veces no es fácil porque el contexto no ayuda, pero uno de nuestros principales objetivos es transmitirla", confirma por teléfono desde Alemania Sierra Casidy, mitad de CocoRosie. Lo suyo son las canciones de sensibilidad perversamente infantil. Música para el espíritu. "La espiritualidad es importante en todos los sentidos. No sólo en la música. En general es un camino hacia lugares emocionales e intelectuales superiores", dice.
Lo curioso es que el movimiento se haya ganado a crítica y público. El sueco José González grabó en su habitación su primer disco Veneer y, contra toda lógica comercial vendió 400.000 copias traspasando los límites del circuito folk. "No me lo esperaba. Últimamente hay más espacio para nuestra música. Supongo que es cíclico", analiza González desde Goteborg.
Hay quien lleva el análisis hasta lo sociológico. "Si uno pone las noticias y sólo ve furia, es lógico que busque solaz en la naturaleza. En algo tan simple como una acústica", dice Jay Babcock, director de la revista californiana Arthur. O, en palabras de Devendra Banhart, cuya gira termina mañana en Barcelona: "La única cosa que ha dejado un sabor asqueroso en mi boca es el cinismo. Teníamos 11 o 12 años cuando el grunge estaba en su cima, y de ahí nació un mundo desilusionado".
Banhart es el icono de esta generación. Lo mismo aparece en Vanity Fair, en el número especial dedicado al nuevo folk, que exhibe sus dibujos en el MOMA de San Francisco. También es fundador de la discográfica Gnomonsong, en la que ha fichado a las que, visto su ojo para las propuestas triunfadoras, serán las próximas estrellas del folk. Banhart fue el primero en fijarse en Joanna Newsom, la prodigiosa arpista californiana, que ha sido uno de los descubrimientos de este año. "Nuestro disco todavía es clasificado como 'folk esto' y 'folk lo otro'. No sé cómo puede ser una cosa de un solo estilo. Hay samba, reggae, oh, coño, lo que sea... polka".
Tiene razón, su nuevo trabajo, Smokey rolls down thunder canyon, se acerca a todos estos estilos desde una perspectiva personal. Algo parecido a lo que ha hecho Antony & The Johnsons con las torch songs de los cincuenta. No en vano, la mayoría de edad del movimiento llegó cuando Antony ganó en 2006 el Premio Mercury, el galardón más importante del Reino Unido, con su I am a bird now. "Es uno de los más poderosos mensajeros del mundo en mi opinión", dice Sierra Casidy, de CocoRosie.
Una admiración que comparte Devendra. "Antony es un músico increíble. Para mí el punk rock tiene que ver muchísimo con la belleza y la sensibilidad. Tiene que ver más que nada con energía, con la colaboración, con 'olvida el pasado y no te preocupes del futuro' porque lo único que es real y está pasando es este momento. Son cosas divinas y gloriosas. Lo que me encanta del punk-rock es ese estar despierto. Decir que tratamos de hacer música bella es algo que no entiendo. ¿Optimista? ¿Positiva? Perfecto. Pero la belleza es una cosa muy subjetiva ¿Quién hace música fea?", concluye Banhart.
Cinco familias de vuelta a las raíces
En Europa
- Fionn Regan, a los 26 años, es una de las grandes esperanzas de la música irlandesa. Su debut The end of history lo grabó en un granero abandonado y suena como tal. Natasha Khan, inglesa de origen paquistaní publicó con el apodo Bat For Lashes Fur and gold, que triunfó por el boca a boca. Jens Lekman, 26 años, sueco, está entre Jonathan Richman y Belle & Sebastian. Su nuevo disco es Night falls over Kortedala.
Los forajidos
- El último disco de Wilco, Sky blue sky, ha supuesto la vuelta a lo básico del grupo de Chicago tras sus devaneos experimentales. Con un directo de belleza estremecedora abandera la escuela del Americana. Otros destacados alumnos son Ryan Adams, con 33 años y fama huidiza, y Ray Lamontagne, que se lanzó al ruedo tras escuchar una canción de Stephen Stills. Trouble, su primer trabajo, de 2004, fue todo un fenómeno.
Resurrecciones
- Buffy Sainte-Marie, india de la tribu de los cree nacida en la reserva de Saskatchewan, fue versioneada en los sesenta por Barbra Streisand o Chet Atkins. Kanye West sampleó uno de sus temas. Vashti Bunyan editó un único disco en 1970 cuando tenía 25 años, y ahora es un mito. Devendra Banhart asegura que le impactó tanto que no cantó en público hasta pedirle permiso. Banhart está también tras la vuelta de Michael Hurley.
Desde California
- Parece ser que en Los Ángeles todo el mundo quiere a Becky Stark (30 años), la vocalista de Lavender Diamond que ha debutado con Imagine our love. Joanna Newsom es un prodigio con su voz infantil y su arpa, y con su segundo disco, Ys, ha sido alabada hasta la extenuación. Su hermano Peter toca en el grupo de Banhart, donde está Andy Cabic, socio de éste en Gnomonsong y el alma detrás de los excéntricos Vetiver.
El clan de NYC
- Antony Hegarty, con su aspecto de gigante, su voz femenina y sus canciones de una hermosa tristeza fue el catalizador de la escena de CocoRosie, Rufus Wainwright o Devendra Banhart, Joan Wasel -de 37 años, conocida como Joan As Police Woman- o Adam Green. Éste salió de la escena antifolk de Nueva York y ya va por su cuarto álbum, Jacket full of danger, convertido en un elegante y anticuado crooner.
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