Los cercanías ya circulan por una de las tres líneas suspendidas en Barcelona
Aunque lentamente y a medio gas, el servicio de Cercanías de Renfe en Barcelona va recuperando la normalidad. La línea C2, una de las más densas de España -cada día la utilizan 100.000 viajeros- permanecía cortada desde hacía casi un mes. Ayer, un sábado con escasa afluencia de usuarios, entró de nuevo en funcionamiento. Pero sólo de forma parcial, ya que los trenes circulan por vía única en uno de los tramos más cercanos a Barcelona. En hora punta (de seis a nueve de la mañana), Renfe garantiza seis convoyes por hora; cuatro durante el resto del día. De esa forma, da cobertura al 57% de la demanda habitual.
Algunos de los trenes -los que salen de las estaciones de Vilanova, Sitges y Castelldefels, al sur de Barcelona- sí llegarán hasta la estación de Sants. Renfe estima que los usuarios podrán ahorrarse una media de 20 minutos en los trayectos hasta Barcelona. Otros convoyes, sin embargo, siguen teniendo Gavà como estación de destino. Desde ahí, los usuarios deben continuar el recorrido en autobús para llegar a la plaza de España de Barcelona. Lo mismo que los pasajeros que van desde El Prat o Viladecans hasta Barcelona. Para ellos no hay ahorro de tiempo y las cosas siguen como en el último mes.
Dos líneas paradas
La línea C7, que lleva a la Universitat Autònoma de Barcelona y también resultó afectada por el corte de los Cercanías, sigue con las restricciones de las últimas semanas. La C10, la del aeropuerto de El Prat, sigue sin funcionar. El servicio lo cubre una flota de autobuses que sale desde la plaza de Sants, el principal nudo ferroviario de Barcelona, cada 10 minutos.
Ayer, primer día con servicio de la C2, la escasez de usuarios hizo que la jornada transcurriera con normalidad. Los viajeros que, con cuentagotas, desfilaban por la estación, se debatían entre el escepticismo y la incredulidad. "Llevamos tiempo sufriendo estos problemas. Espero que lo arreglen de verdad y para siempre", dijo Jesús Serna, vecino de L'Hospitalet. La verdadera prueba de fuego para Renfe llega a partir de mañana.
El origen del problema son las obras del AVE en la entrada a Barcelona, cuyas vías van paralelas a las de ancho español, pero soterradas. Las obras han causado socavones en el tramo de Cercanías.
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