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Siguiendo a Flaubert

Como explica en la nota final la canadiense Sara Gruen, con las historias de elefantes circenses se podrían llenar varias novelas. Entre ellas, destaca la ejecución pública de una elefanta asesina en Nueva York a cargo de Thomas Edison. El afamado inventor electrocutó a Topsy para probar los peligros de la corriente alterna que había inventado uno de sus competidores. Otra elefanta, Old Mom, se negaba a ser adiestrada hasta que alguien descubrió que sólo entendía alemán. Gruen, que ya había publicado dos novelas, se topó con el circo por casualidad. No le interesaba especialmente, ni siquiera recordaba haber presenciado un espectáculo de esa índole, fuese una modesta carpa ambulante o un elaborado show en un gran teatro. Pero las fotos en blanco y negro de un artículo fueron el detonante de la obstinación narrativa que la llevó a escribir un libro en apariencia menor sobre uno de los temas más trillados del mundo, el circo y los seres que lo habitan. Esa obstinación -el verdadero motor del novelista, según Flaubert- obligó a Sara Gruen a documentarse y hablar con los supervivientes de antiguos circos, adquiriendo así la "experiencia" que permite conectar con la propia y escribir algo auténtico. Una pequeña editorial de Carolina del Norte, Algonquin, publicó la novela y la abandonó a su suerte, como debe ser. Desde entonces, miles de lectores en inglés y en otras lenguas se han emocionado y divertido con la vida inventada pero tan real de Jacob. ¿Acaso no llevamos todos algo del circo en las venas?

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