Indignados con la Academia
En la página www.indignados.org hay unas cuatro mil firmas protestando porque la Academia de Cine pretende marginar a los cortos en la entrega de los premios Goya. Y aún más: discuten el sistema de selección de dichos cortos, los plazos para presentarlos, la duración que se les exige... En definitiva, se ha armado la marimorena, y la Academia no tendrá más remedio que renunciar a sus pretensiones. Como se sabe, éstas eran (y siguen siendo) las de premiar a los cortos en una ceremonia paralela. Según los directivos de la Academia, la razón es que son precisamente los cortos los que alargan la velada, habitualmente interminable. A partir de ahora, señores y señoras, la ceremonia de los Goya va a ser por fin breve: fuera cortos. Sí podremos seguir disfrutando de otros premios como, por ejemplo, el de mejor jefatura de producción, materia que ni los propios académicos pueden discernir con facilidad y que al común de los mortales nos trae al fresco, aunque quien lo gane tenga todos los méritos para ello. Y no es el único.
A partir de ahora, señores y señoras, la gala de los Goya va a ser por fin breve
Con afán de acortar la gala, el año pasado se repartieron de una tacada los premios relativos a cortos de ficción, animación y documental, deprisa, deprisa, como si molestaran. Sin embargo, cuando toca premiar a algún director novel, no queda más remedio que evocar que años atrás obtuvo algún Goya por un corto, o que resultó nominado a los Oscar, o cualquier precedente que llene de orgullo patrio a la propia Academia. Recientemente, el cortometrajista Alejandro Berdejo fue noticia por haber saltado a Hollywood desde el corto. "Quizá debería llamarse Academia del largometraje español, en vez de Academia del cine español", dicen los mensajes por Internet. ¿Qué polémica organiza este año la Academia? ¿No hay ya a diario bastante controversia sobre el cine español?
La pasada semana, sin ir más lejos, los exhibidores pidieron al Gobierno que ponga fin a la crisis de las salas de cine. Arguyen una vez más que el cine europeo, y especialmente el español, arruina sus taquillas: "El cine español ha muerto. Su muerte la preveíamos hace muchos años". Lo curioso es que este comentario fuera escrito ya en 1931 por Rafael Gil, que luego sería prolífico director de cine. ¡Hace más de 75 años! Ya por entonces se auguraba el rechinar de dientes de la cinematografía española... pero mire usted por dónde el cine español sigue vivo, cortos incluidos. La equivocada frase de Rafael Gil ha sido rescatada ahora por tres inteligentes críticos cinematográficos (Juan Zavala, Castro-Villacañas y Antonio Martínez, los del programa de radio Lo que yo te diga), que acaban de publicar un libro ameno y serio, El cine español contado con sencillez, donde a base de hacerse y responderse ellos mismos unas 80 preguntas dan cuenta del devenir de nuestro cine desde sus orígenes hasta hoy. Merece la pena tenerlo. Lo mismo que ver los cortos que la Academia está a punto de marginar. No lo harán. Rectificarán.
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