Putin rinde homenaje a las víctimas del terror estalinista
El presidente ruso responde en el 70 aniversario de las purgas masivas a las críticas por justificar el comunismo
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, rindió ayer homenaje a las víctimas del estalinismo y respondió así a las críticas de sectores democráticos y de países como Ucrania y las repúblicas bálticas, que reprochan al Kremlin minimizar e incluso justificar el totalitarismo y el terror de la época comunista.
En el día de las víctimas del terror estalinista, que en 2007 tiene un significado especial por conmemorarse el 70 aniversario de las purgas masivas iniciadas en 1937, Putin depositó una corona de flores junto a una cruz erigida en el polígono de tiro de Bútovo, en las afueras de Moscú, donde en 1937-1938 fueron fusiladas más de 20.000 personas. La cruz procede del archipiélago de Solovkí, en el mar Blanco, donde estuvo ubicado el primer campo de concentración de los bolcheviques.
Los dirigentes de Rusia se han caracterizado por su indiferencia y su absentismo en las conmemoraciones del Gran Terror que a lo largo de 2007 se han celebrado por iniciativa de Memorial, la organización social dedicada a la conservación de la memoria histórica. Putin y el grueso de la élite política rusa proceden del KGB, la institución heredera del NKVD, responsable de las matanzas estalinistas.
"Estas tragedias se repitieron en la historia de la humanidad", dijo Putin, quien al referirse a la "tragedia de colosal envergadura" de Rusia, no mencionó a Stalin, ni al NKVD, ni al comunismo, como si la represión careciera de responsables concretos.
Ideales vacíos
El líder explicó que esas tragedias suceden cuando "ideales vacíos, pero atractivos a primera vista, se sitúan por encima de los valores básicos de la vida humana, de los derechos y libertades de la persona".
"Todos sabemos muy bien que, aunque 1937 se considera el punto máximo de la represión, ese año fue bien preparado por los años de crueldad anteriores", afirmó Putin. "Centenares de miles millones de personas fueron exterminadas, enviadas a los campos, fusiladas, torturadas". Fueron gentes que "no temían manifestar su opinión", fue la "élite" del país, dijo.
Arseni Roginki, jefe de Memorial, aprobó el gesto de Putin "cualquiera que sean sus motivaciones". De ser sincero y profundo, el gesto debe tener como consecuencia, según Roginski, un programa de acción que incluye dar recomendaciones al Ministerio de Educación para que incluya en los libros de historia un capítulo dedicado a la represión estalinista. También se debe mejorar la situación material de los represaliados, empeorada por una rebajó sus prestaciones sociales. Además, debe publicarse un registro con los nombres de todos los represaliados, crear un centro nacional de la memoria histórica y buscar fosas comunes no identificadas.
En lo que a la enseñanza de la historia se refiere, la tendencia es regresiva. Un reciente manual para maestros que cuenta con el apoyo del Kremlin da una complaciente imagen de Stalin como modernizador del país.
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