Una reestructuración inexorable
La reestructuración del sector de las conservas de pescado en Galicia es inexorable. Ya lo han advertido las principales compañías, que aseguran que su rentabilidad ha tocado fondo. El pasado septiembre, las cuatro mayores empresas de España, las gallegas Calvo y Jealsa-Rianxeira y las vascas Garavilla y Albacora anunciaron que el sector se encamina a un drástico redimensionamiento, que en Galicia podría tener consecuencias traumáticas: el cierre de 30 fábricas - la mitad de las que existen en la comunidad- y la pérdida de 6.000 puestos de trabajo.
La guerra de precios ha causado un serio quebranto a los fabricantes. Empresas como Jealsa Rianxeira lo exponen con un ejemplo contundente: un pack de tres latas de comida para gatos, elaborado con subproductos, se vende un 50% más caro que el mismo paquete de conservas de atún.
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La primera empresa en actuar ha sido Bernardo Alfageme, que a finales de septiembre anunció el cierre de sus cuatro factorías en las Rías Baixas, cuyos terrenos pretende recalificar para usos inmobiliarios. A cambio, Alfageme abrirá dos nuevas plantas en Vigo y la comarca de O Salnés, con una orientación comercial radicalmente distinta: ahora se centrará en la producción de platos precocinados en envases de plástico. Con todo, asegura que mantendrá sus 320 puestos de trabajo.
Otra peculiaridad de las conserveras es su dependencia de las llamadas marcas blancas, las que venden los supermercados sin el nombre del fabricante. El 50% de la producción de las empresas gallegas se comercializa por ese método.
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