Peter Brook, el poder de la encarnación
"El teatro es un lugar de encuentro entre la imitación y un poder de transformación llamado imaginación, que carece de poder si se queda en la mente. Tiene que impregnar el cuerpo. De repente, cobra sentido una palabra aparentemente abstracta: encarnación...".
Son palabras de Peter Brook (Londres, 1925) en su libro Hilos de tiempo (Siruela), una autobiografía luminosa e inspiradora en la que reflexiona sobre su "teatro sagrado", el mismo que le ha convertido en el gran dios de la escena mundial y con el que llega al teatro de La Abadía por partida doble y al Festival Temporada Alta de Girona (sólo Fragments el 17 de noviembre).
En The grand inquisitor (El gran inquisidor), del 31 de octubre al 4 de noviembre, reproduce el enfrentamiento entre un cardenal del Santo Oficio en la Sevilla del siglo XVI y el mismísimo Jesucristo al que trata de envolver, amenazar, engatusar, irritar... En el reparto Bruce Myers, su actor fetiche, y Joachim Zuber.
Fragments, que se ve por primera vez en España, es también un espectáculo intimista basado en textos de Beckett, del que el director extrae toda su maquinaria de humor trágico para ir más allá del proverbial pesimismo del autor irlandés con el que Brook llegó a tener amistad. "Hoy con el paso del tiempo, vemos cuán falsas eran las etiquetas sobre Beckett: desesperanzador, negativo, pesimista. Su humor le salva y nos salva de la caída... Sitúa a los seres humanos en la oscuridad, tal y como los conoció", afirma.
Ambos montajes se han puesto en pie con el Théâtre des Bouffes du Nord que dirige Brook en París, aunque los dos son en inglés y no en francés.
Babelia
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