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Irán desprecia las nuevas sanciones de Estados Unidos

Tras la retórica oficial se esconde una honda preocupación por el efecto de la política de Washington

Ángeles Espinosa

"Contrarias a las leyes internacionales y condenadas al fracaso". Así calificó ayer el portavoz de Exteriores iraní, Mohamed Ali Hoseini, las nuevas sanciones unilaterales de EE UU contra la República Islámica. Pero bajo la retórica oficial, se intuye la preocupación. Fuentes empresariales iraníes estiman que los Guardianes de la Revolución, principal objetivo de las sanciones, controlan un tercio de la economía iraní.

Los Guardianes de la Revolución controlan un tercio de la economía

"Los enemigos no pueden hacer nada y sus declaraciones son pura retórica", dijo el jefe de los Guardianes de la Revolución, general Mohamed Ali Yafarí, citado por la agencia Isna. Sin referirse a las sanciones, Yafarí desestimaba las amenazas de "ciertos dirigentes occidentales" y reiteraba la disposición de sus hombres a responder a cualquier ataque. El silencio de las altas instancias hace pensar que están calibrando cómo responder a otro estrujamiento económico.

Prueba de esa interdeterminación son las declaraciones contradictorias del nuevo jefe negociador, Said Jalilí y su predecesor, Ali Larijani. El primero aseguró que "no tendrán efecto alguno", mientras que Larijani dijo que podría dañar los lazos de Irán con el Organismo Internacional de la Energía Atómica.

Las sanciones, distintas de las que Washington y otros gobiernos occidentales tratan de promover en el Consejo de Seguridad de la ONU, prohíben a las compañías norteamericanas hacer negocios con cualquier empresa vinculada con ese ejército paralelo que son los Guardianes, también conocidos por su nombre en persa, Pasdarán.

Al sumar el Melli y Mellat a la lista de bancos vetados en EE UU, aumentan la presión para que las entidades bancarias internacionales corten sus lazos con ellos. "Sin duda que nos está haciendo daño", dice un empresario iraní. "Los bancos no están abriendo líneas de crédito y eso nos impide cerrar contratos, pero ahora la importación de cualquier producto puede verse afectada. Los Pasdarán tienen intereses en toda la economía".

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Fuentes diplomáticas europeas confirman que incluso tratándose de sanciones bilaterales su alcance desborda ese ámbito. "Al igual que sucedió el año pasado cuando EE UU puso al banco Sedarat en su lista negra, es previsible que las entidades europeas dejen de trabajar con el Melli y el Mellat para evitarse problemas", apunta un agregado comercial. El veto a esos dos grandes bancos iraníes preocupa especialmente en medios empresariales españoles, ya que son con los que más suelen trabajar.

A pesar de que los portavoces iraníes aseguran que ni las sanciones estadounidenses ni las más recientes de la ONU les están afectando, destacadas figuras políticas empiezan a admitirlo en público. El principal partido reformista, el Frente de Participación (Mosharekat), advirtió ayer, durante su X congreso, contra el creciente aislamiento internacional de Irán.

"Desde el principio hemos pensado que la política nuclear del Gobierno de Ahmadineyad era un error", declaró su secretario general, Mohsen Mirdamadí, citado por la agencia France Presse. Mirdamadí alertó contra el riesgo de "nuevas sanciones y de acciones aún más peligrosas". Al congreso, para preparar las próximas elecciones legislativas, asistía entre otras figuras reformistas el ex presidente Mohamed Jatamí.

Pero las discrepancias con Ahmadineyad no se limitan al campo reformista. Entre los conservadores, a los que ahora se considera moderados o pragmáticos en relación con el actual jefe del Gobierno, también existe un creciente malestar. Un antiguo viceministro próximo al ex presidente Ali Akbar Hachemí Rafsanyaní se quejaba recientemente a este periódico de "la forma en que están llevando a cabo la política exterior", que calificaba de "completo desastre".

Washington espera que a medida que aumenten las sanciones, disminuya la unidad interna con el fin de inducir un cambio. Se trata de una apuesta muy peligrosa, ya que nadie sabe con seguridad dónde se halla el punto de inflexión a partir del cual la presión exterior reforzaría al régimen. De hecho, el deterioro de la situación económica (aumento de la inflación, paro y restricciones de gasolina) está generando tanto críticas a la gestión de Ahmadineyad como resentimiento hacia EE UU por su empeño en castigarles.

Los ultraconservadores que apoyan al presidente confían sin duda en que ese malestar actúe de catalizador que una a los iraníes. Hasta el punto de que algunos analistas defienden que los más radicales aplauden las sanciones porque "les ayudan a ocultar su incompetencia".

Mohamed Jatamí (izquierda) y el líder del partido reformista IIPF, Mohsen Mirdamani, ayer en Teherán.
Mohamed Jatamí (izquierda) y el líder del partido reformista IIPF, Mohsen Mirdamani, ayer en Teherán.EFE

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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