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La invasión de 'almeja asiática' altera los fondos del río Miño

La invasión de almejas asiáticas en todo el cauce final del Miño está provocando importantes alteraciones de los fondos y sustratos del río, según un estudio divulgado ayer por la Universidade de Santiago de Compostela.

La investigación biológica revela que la especie, denominada científicamente corbicula fluminea, se ha desarrollado con tal intensidad que está alterando el ecosistema del Baixo Miño y afectando a otras especies piscícolas del río.

Uno de los principales problemas es la acumulación de conchas de los moluscos muertos. "El sustrato del río debería estar formado por arenas silíceas y ahora tiene conchas calcáreas, lo que supone un cambio importante en la colonización de este sustrato, con la consiguiente alteración de las comunidades que cobija", advierte el profesor Fernando Cobo Gradín, director del estudio de investigación.

El trabajo ha sido desarrollado en colaboración con la Xunta y el Centro Tecnolóxico do Mar (Cetmar), con sede en Vigo. El primer objetivo era el de medir el impacto de la almeja asiática y proponer soluciones para su control. "Es una especie invasora y, aunque no se pueda erradicar, es importante mantenerla en niveles bajos porque altera el hábitat natural", explica Cobo.

Originaria de China, donde es muy consumida y apreciada, se trata de una especie de almeja de agua dulce que no acumula toxinas y a la que se le atribuyen buenas propiedades gastronómicas y para la salud (es beneficiosa para el hígado). Probablemente, la almeja empezó a reproducirse en la desembocadura del Miño después de desprenderse d el casco de algunos buques.

Pese a que se había especulado con la necesidad de un plan de extinción de este bivalvo invasivo, el Laboratorio de Hidrobiología de la Universidade de Santiago recomienda que el mejor sistema para su control es el marisqueo. La investigación indica que, si se abren mercados en Galicia y fuera, el marisqueo y posterior venta dará trabajo a los pescadores de lamprea y angula, al tiempo que garantizará el control de la población de la especie. "La presencia de este bivalvo en el río Miño es exageradamente alta", señala el estudio, "y su crecimiento podría desplazar a otros bivalvos autóctonos".

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