La fuerza del grito
Fue noche de mucho grito. Casi todos los que actuaron pusieron el grito en el cielo, y en algún caso me quedo corto. Esto no siempre es válido, porque el cante tiene de todo, grito y bajos "no es para sordos" como decía Manolo Caracol. Es el caso de Julián Estrada, que puso la voz en una tesitura gritona hasta más no poder. Así ocurrió que a veces los tercios no le salían lo acompasados que era de esperar, con grave daño para la armonía de los mismos, en una noche ciertamente no afortunada, ni siquiera en las letras de sus cantes.
El triunfador de la jornada fue Duquende, quien cantó con templanza y buen ritmo. Cante de valiosos matices, con hondura, en que daba a su voz una extraordinaria solvencia. Cantó muy bien por levante, haciendo un taranto de una flamencura imponente. Cantó también por bulerías, por soleá, con brillantez, igual que por fandangos.
Festival Solidarios
Guitarra en concierto: José Antonio Rodríguez. Cante: Marina Heredia, Duquende, Julián Estrada. Toque: Bola, Chicuelo. Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 19 octubre.
Marina Heredia, más guapa cada día, se excedió un poco en el grito igualmente, pero estuvo bien. Tiene una voz rotunda, que lanza con decisión y fuerza. Cantó por alegrías, haciendo el tirintrantán con suma gracia. Cantó también por soleares, dando a este estilo, que es una de las columnas vertebrales del cante, la profundidad requerida. Asimismo, hizo un homenaje a Alberti lleno de buen decir.
Por delante de todos fue el guitarrista José Antonio Rodríguez, con Agustín Díaz a la percusión y Chico Gallardo a la segunda guitarra. Rodríguez tocó de maravilla, como en él es habitual. No en vano su guitarra es una de las primeras en el actual escalafón, por méritos propios. Suena con una dulzura espléndida, que no deja resquicios a la duda.
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