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Reportaje:

Nadie dijo que iba a ser fácil

El Festival de Otoño apuesta en esta edición por la música experimental

Un universo inquietante, Klokochazia, y un idioma, el klokobetz, para expresarse en un entorno entre inhóspito y acogedor: Labyala Nosfell, antiguo estudiante de lenguas orientales nacido hace menos de 30 años en la región de París, organiza la puesta en escena de su música de modo implacable. Sus actuaciones parecen obedecer a un impulso animal: voces sampleadas y baile, una guitarra y un chelo le sirven para moverse con la misma intensidad en una iglesia, un cabaret o el festival de Benicàssim.

La de Nosfell forma, junto a las de David Sylvian y Erderklang el grupo de propuestas estimulantes e innovadoras difícilmente rentables en España para promotores privados y que encuentran cobijo en el Festival de Otoño de Madrid. Músicas sin rótulo para una banda sonora de nuestro tiempo. Y están muy lejos de complacerse en la facilidad. Nunca lo pretendieron.

La del grupo danés Efterklang (reverberación, en danés) es, con todo, una música luminosa, a la vez densa y ligera. Evoca fácilmente imágenes cinematográficas y no se halla muy lejos de un folk refinado aunque algunos hablen de pos rock.

David Sylvian, a sus 49 años, es un músico de culto. El rastro zigzagueante del británico puede seguirse hasta Japan, banda de glam pop para adolescentes formada a mediados de los setenta con compañeros de colegio y su hermano Steve. Juntos alcanzaron un gran éxito en el Reino Unido. Sylvian lucía aspecto andrógino y un peinado del que llegó a decirse que inspiró el de la princesa Diana. Pero en 1984 comenzó a alejarse del pop mayoritario con Brilliant trees, aventura dislocada en Berlín para la que contactó con Jon Hassell, Ryuichi Sakamoto o el bajista Holger Czukay (ex de Can). Fue una transición tan costosa como necesaria en busca de respuestas espirituales a su angustia.

Sylvian (en realidad se apellida Batt) le atrae lo que le causa incomodidad y se mueve en esos territorios en los que improvisación y jazz se alían con la música clásica contemporánea o voces de otras culturas.

Sólo le interesan aquellas melodías que se filtran en la conciencia a fuerza de repetidas escuchas y le interesan sobre todo los detalles en texturas y atmósferas. Pese a haber manifestado desinterés por tocar en directo, el mes pasado arrancó la gira The world is everything tour, y ha vuelto a la carretera con su banda Nine Horses.

Estos tres indomables de la vanguardia coinciden estos días en Madrid. Nosfell actuó ayer en La Casa Encendida (Madrid) y Efterklang se presenta hoy allí. David Sylvian, por su parte, está programado en el teatro Albéniz (Madrid) el día 24.

El músico británico David Sylvian (centro) con su banda Nine Horses.
El músico británico David Sylvian (centro) con su banda Nine Horses.

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