Precisiones
He leído con preocupación el artículo publicado en EL PAÍS el domingo día 14, relacionado con un libro recién escrito por una persona que fuera compañera de Pablo Escobar, reconocido narcotraficante y jefe del extinto cartel de Medellín. No quisiera referirme al libro en la medida en que no considero que tenga relevancia. Pero hay temas que menciona el artículo que no pueden quedar sin respuesta. Me refiero en particular al tema de la existencia de una presunta relación entre el capo y el presidente Álvaro Uribe. Para empezar, el propio presidente, haciendo referencia a las relaciones que cultivó el capo antes de que sus actividades ilícitas fuesen conocidas, lo ha expresado de manera contundente: "No conocí a Escobar ni cuando estuvo de moda".
Pero la evidencia de la verdadera posición del presidente frente al asunto se encuentra más fácilmente en el apoyo expreso y decidido que el entonces senador Álvaro Uribe Vélez dio a las operaciones de persecución que, en compañía de organismos de inteligencia de otros países, llevó a cabo el Gobierno de Colombia en 1992 y 1993 y que dieron con la muerte de Escobar. El actual presidente fue uno de los principales apoyos políticos con los que contó el Gobierno de entonces.
La recuperación de la tranquilidad en Colombia y de condiciones óptimas para la inversión extranjera son parte de la política de cero tolerancia con la delincuencia, liderada por el presidente Álvaro Uribe. Ello incluye el mayor número de extradiciones de narcotraficantes a Estados Unidos de que se tenga noticia en la historia de nuestro país.
