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AL VOLANTE
Columna
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Eficiente y preciso

La imagen impersonal del nuevo Laguna contrasta con el interior, que ofrece un diseño y unos acabados más modernos. Pero los asientos no están tan logrados porque van situados más bajos de lo habitual, sobre todo detrás, y penalizan un poco el confort. En cambio, destaca la precisión de los mandos, que, al igual que el resto, transmiten calidad. Incluye muchos detalles que simplifican el uso diario, como la tarjeta de acceso, el botón de arranque y el tapón de gasolina integrado en la tapa. Además hay otros opcionales, como el arranque sin llave (200 euros), que recoge y despliega los retrovisores al entrar y salir; el control de presión de ruedas (200), que incluye un gráfico en el cuadro de instrumentos, o el freno de mano automático (300), que se conecta y desconecta solo.

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Un turbodiésel pequeño y eficiente

El Laguna tendrá cuatro turbodiésel de 110, 130, 150 y 170 CV, pero el primero ofrece ya unas prestaciones correctas para viajar. Se trata del pequeño 1.5 dCi, que rinde 110 CV en esta versión, una cifra sobresaliente para su cilindrada, y va acoplado a un cambio de seis marchas muy bien escalonado. A pesar del tamaño del coche, este conjunto mueve bien el peso, y aunque se echa en falta algo más de fuerza y elasticidad por debajo de 1.800 vueltas, después se estira hasta casi las 5.000 revoluciones.

Al contrario que otros turbodiésel, responde con suavidad de forma constante y lineal, enlaza bien las marchas y gana velocidad con consistencia. Permite viajar con desahogo, aunque acusa el peso si va muy cargado. Es un motor idóneo para conducir relajadamente, pero si se quiere circular con cierto nervio exige apurar las marchas y, sobre todo, elegir la más apropiada para adelantar o reducir cuando pierde velocidad en subidas prolongadas. Sin embargo, no resulta perezoso en los viajes, llanea muy bien y no hace ruido ni vibra nada.

Otro punto fuerte son los consumos, que confirman su eficiencia. En conducción tranquila gasta seis litros, y cuesta pasar de ocho en ciudad y apurando las marchas. Puede recorrer 1.000 kilómetros sin repostar.

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Calidad de conducción

El Laguna aporta también una conducción y un comportamiento muy refinados. No llega a tener un tacto deportivo, pero es un coche ágil, estable y preciso que divierte al conductor y hace sentir todo bajo control. Las suspensiones filtran muy bien, y tiene unas estabilizadoras gruesas que reducen los balanceos. Pero aparte de girar muy plano en los virajes, la dirección obedece con exactitud, y los dos ejes del coche, delantero y trasero, dibujan la curva en sintonía sin reacciones extrañas. Así, resulta muy dinámico y manejable en todo tipo de trazados, y transmite mucho aplomo y confianza en los más rápidos. Además tiene unos frenos y un ABS a toda prueba, y viene muy bien equipado en seguridad, con seis airbags y ESP de serie en toda la gama.

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