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El IPC de septiembre revela que la leche y el pan sufren la mayor alza de precios en 15 años

Los datos del INE confirman que el petróleo y los alimentos llevan la inflación al 2,7% anual

Alejandro Bolaños

La inflación alcanzó en septiembre, con una tasa anual del 2,7%, su nivel máximo en lo que va de año. Los datos del IPC publicados ayer confirman el brusco cambio de tendencia anticipado hace dos semanas por el propio INE, ya que en agosto el incremento anual fue del 2,2%. Y también reflejan que la subida se debe, en gran parte, al impacto del alza del petróleo. Pero, además, da pistas para calibrar la anunciada escalada de precios en alimentos básicos. Y las cifras son concluyentes: la leche, el pan y otros derivados lácteos y de los cereales registran subidas mensuales o anuales récords en, al menos, los últimos 15 años.

El pan se ha encarecido en los últimos 12 meses un 8,1%. Para encontrar una subida semejante en las estadísticas del IPC hay que retrotraerse a diciembre de 1992. Tampoco hay, en los últimos 15 años, incrementos anuales como los que alcanzaron este septiembre las harinas y cereales (3,8%) o la pasta (6,7%). Para el repunte mensual de la pasta (un 5,2% sobre el precio de agosto) no hay precedentes hasta el inicio de la serie, en 1978, cuando se computaba junto a otros alimentos. El aumento de precios de macarrones y espaguetis ya originó en Italia una protesta popular hace menos de un mes.

El panorama es similar en los productos lácteos. La subida mensual de la leche (6,4%) casi triplica la notable tasa de agosto (2,3%). En este caso, además, no hay una referencia similar en toda la serie estadística. Si se compara el aumento de precio acumulado por la leche en los últimos 12 meses (un 11,1%), sí hubo incrementos superiores en 2001.

El impacto en los precios se extiende ya a la mantequilla (6,3% anual, la mayor tasa desde 1990) y, en menor medida, a los quesos (2,9% anual, máximo desde 2003). El grupo francés Lactalis, líder europeo del queso, anunció ayer que subirá los precios un 15% a partir de diciembre, lo que hace augurar nuevos incrementos.

Demanda internacional

Las subidas de la leche y los cereales responden a un incremento de la demanda internacional de ambos alimentos, aunque con matices propios. En el caso de la leche, las limitaciones impuestas por las cuotas lácteas europeas han disparado el precio en origen, que tiene aún un peso importante en el precio final. En los cereales, la cotización en los mercados internacionales se ha duplicado en un año, aunque su peso en el precio final del pan, por ejemplo, es mucho más reducido (alrededor del 10%).

Las asociaciones de consumidores sospechan, además, que la distribución alimentaria aprovechan para acordar incrementos en el precio final más abultados aún. "Primero hay que identificar si se están produciendo elevaciones artificiales de precios. Si es así, la Comisión Nacional de Competencia ya ha dicho que actuará", indicó el secretario de Estado de Economía, David Vegara, en conferencia de prensa. Y añadió que el encargado de identificar esas prácticas es el Ministerio de Agricultura "que realiza una actividad notable de recogida de información y diálogo con los sectores afectados".

El alza de los cereales tiene un efecto indirecto en otros alimentos que también se han encarecido en el último año, como el pollo (un 11%), la carne de vacuno (un 4,8%) o los huevos (6,7%). Las frutas y hortalizas engrosan una lista de la compra en la que sólo resta el aceite, que cae un 15%. "Esto no pinta bien para las familias de clase media", advirtió la Organización de Consumidores y Usuarios.

Pese al generalizado encarecimiento de los alimentos básicos, Vegara concluyó que los datos de inflación "son moderadamente positivos". Y tiró de estadística para explicarse: de las cinco décimas de diferencia entre el IPC de agosto (el mínimo de la legislatura) y el de septiembre, sólo una se explica por los alimentos, mientras las cuatro restantes se deben a la escalada del petróleo. Un impacto desigual que revela el escaso peso de los alimentos en la cesta de la compra.

Economía ya había vaticinado un efecto alcista del petróleo por estas fechas. Una estimación, respaldada por todos los analistas, que se basaba en la comparación con el acusado descenso del precio del barril de brent que se produjo en la segunda mitad de 2006. Entre agosto y diciembre del año pasado, el barril bajó de los 80 dólares a los 55. Ayer aún estaba por encima de esos 80 dólares.

"Si el precio del petróleo sigue en estos niveles, la inflación va a estar más cerca del 3% al final del año", indicó Vegara. Es, en todo caso, la evolución que ya había previsto Economía, que no cree que la subida de los alimentos vaya a distorsionar el pronóstico.

Hacia el 3% a final de año

El secretario de Estado de Economía recalcó que el aumento de la inflación en la zona euro había sido muy similar (el diferencial aumenta de 0,5 a 0,6 puntos porcentuales). Y lo consideró un indicio de que la economía española absorbe mejor que en el pasado los repuntes de precio en los combustibles. En su opinión, el comportamiento de la inflación subyacente, que descuenta el efecto directo del petróleo y los alimentos frescos, es otro indicio. Sólo subió del 2,52% al 2,57%, lo que Vegara interpretó como una señal de que los efectos indirectos de un mayor coste energético en todos los sectores apenas se trasladaron a los precios finales.

Por último, el secretario de Estado de Economía destacó la moderación de los bienes industriales no energéticos (apenas un 0,4% de subida anual), por corresponder a "bienes comercializables en el exterior". Un análisis en el que coinciden los expertos del Instituto Flores de Lemus, que recordaron que las manufacturas españolas mantienen "un diferencial de inflación favorable respecto a la zona euro" muy poco habitual.

Ante el repunte de los precios, el portavoz de Economía del PP, Miguel Arias Cañete, clamó por una política presupuestaria "más rigurosa" y reformas para facilitar la competencia. "Los pronósticos del Ejecutivo son increíbles, la inflación superará el 3%, pero prefiere no darse por enterado", dijo.

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