EL PAÍS pone el acento a partir del día 21
La cabecera del periódico deshará el diptongo con una tilde como parte de su renovación
La renovación que EL PAÍS emprenderá el próximo día 21 no sólo afectará al diseño de sus páginas y a la manera de contar las noticias. Los cambios afectarán incluso a la cabecera. La marca EL PAÍS se escribirá con tilde para que su grafía no entre en contradicción con las normas ortográficas que se aplican en el resto del periódico. Así lo anunció ayer el consejero delegado del Grupo PRISA, Juan Luis Cebrián, durante su intervención en el ciclo de conferencias del Club Faro de Vigo. "El diario EL PAÍS no sólo cambiará su eslogan por el de 'El periódico global en español'. Hay un pequeño detalle, que a mí, como académico, me agrada en especial. Además de recuperar el acento en la i, vamos a poner el acento en las noticias".
Sobre los cambios que modificarán la presentación del diario, Cebrián avanzó que se trata de ofrecer una mirada diferente sobre el mundo global que nos espera, informa Teresa Cuíñas.
Con el acento, EL PAÍS adapta su cabecera a las normas de la Real Academia, que en 1999 aclaró que las letras mayúsculas deben escribirse con tilde si les corresponde llevarla según las reglas de acentuación gráfica del español, tanto si se trata de palabras escritas en su totalidad con mayúsculas como si se trata únicamente de la mayúscula inicial. Esta acentuación gráfica no es opcional, sino obligatoria, y afecta a cualquier tipo de texto. Las únicas mayúsculas que no se acentúan son las que forman parte de las siglas.
En 31 años de vida, la cabecera ha omitido la tilde. El Libro de estilo de este periódico explica el motivo: "Como licencia gráfica, la cabecera de EL PAÍS y las de sus suplementos no llevarán acento ortográfico cuando vayan compuestas por el tipo de letra utilizado para la marca registrada -la Claredon Medium-, pero sí en los demás casos".
Tal y como se conoce, la cabecera fue desarrollada por Reinhard Gäde y Julio Alonso. La acentuación o no del título fue ya entonces objeto de un gran debate. Juan Luis Cebrián, primer director del periódico, explicaba en mayo de 1977, en el primer aniversario del diario, cómo algunos académicos habían insistido en la necesidad de acentuar la i pese a que el título iba en mayúscula. Sostenían que era necesario deshacer el diptongo. Los responsables de EL PAÍS opinaban, sin embargo, que la cabecera tiene un significado icónico no literal y que nadie se para a pensar en el contenido de lo que define, pues todo el mundo identifica la cabecera con un periódico preciso. Se interpretaba así que la cabecera era ante todo un dibujo o un grafismo y que por ello no tenía necesariamente que estar en sintonía con las normas ortográficas.
Cebrián acudió ayer a Vigo para participar en el club de opinión del periódico Faro de Vigo, decano de la prensa española. Durante su intervención reflexionó sobre el nuevo periodismo y su relación con las nuevas tecnologías de la información. "Los periódicos no podemos vivir de contar noticias en un mundo en el que llegamos tarde a casi todo", manifestó.
Para Cebrián, todos los medios son complementarios si mantienen la invitación al diálogo colectivo y a la reflexión. En su opinión, las nuevas tecnologías y los nuevos competidores "son antes un reto que un obstáculo". "Es la mirada de los lectores", dijo, "lo que distingue unos diarios de otros, porque, al final, todos se parecen".
Pese a que en los últimos decenios la profesión ha experimentado más cambios que en las centurias pasadas, la principal amenaza del periodismo del siglo XXI sigue siendo, a juicio del periodista y académico, el intervencionismo de los poderes, porque "a mayor libertad de expresión, más conflictos con los gobiernos".
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