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Polonia amenaza el nuevo Tratado europeo

Los gemelos Kaczynski, en campaña electoral, presionan para introducir sus demandas en la próxima cumbre de la UE

Andreu Missé

Polonia se está convirtiendo en el más incómodo aguafiestas de la UE. Varsovia vuelve a tener la llave del nuevo Tratado de la Unión Europea. Los líderes polacos, los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski (presidente y primer ministro, respectivamente), repiten su estrategia de presiones que tan buenos resultados les dio en la cumbre del pasado junio, que aprobó las bases de reforma del Tratado.

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Polonia se está convirtiendo en el más incómodo aguafiestas de la UE. Varsovia vuelve a tener la llave del nuevo Tratado de la Unión Europea. Los líderes polacos, los gemelos Lech y Jaroslaw Kaczynski (presidente y primer ministro, respectivamente), repiten su estrategia de presiones que tan buenos resultados les dio en la cumbre del pasado junio, que aprobó las bases de reforma del Tratado. El Gobierno polaco, en su juego de todo o nada, exige ahora más poder ante el Tribunal de Luxemburgo, más capacidad de bloqueo para aplazar acuerdos que no le satisfagan y capacidad para vetar los créditos del Banco Europeo de Inversiones (BEI).

En el fondo de la batalla están las elecciones polacas del 21 de octubre, tres días después de la cumbre de Lisboa, que debe aprobar el Tratado. Comicios en los que el partido Ley y Justicia, de los gemelos Kaczynski, se juega su permanencia en el poder.

Nadie echa en saco roto las amenazas de Polonia. Los precedentes hablan por sí solos. Polonia bloquea desde hace un año las negociaciones de la UE con Rusia para renovar nada menos que el estratégico Acuerdo de Cooperación y Asociación, que debería establecer las nuevas bases para asegurar el suministro energético del principal proveedor europeo de gas y petróleo y regular las inversiones recíprocas. Varsovia ha frustrado igualmente la iniciativa de la UE de celebrar un día internacional contra la pena de muerte, con el pretexto de que la propuesta debería también contener la condena del aborto y la eutanasia.

En el Consejo Europeo del pasado junio, Polonia logró que el nuevo sistema de votación por mayoría cualificada que introduce el Tratado, que establece que las decisiones deben tener el apoyo de un mínimo de la población europea (65%), no entre en vigor hasta 2017. Una iniciativa que hacía justicia a Alemania, que con 82 millones de habitantes, tiene ahora el mismo peso en el Consejo que Francia, Reino Unido e Italia (países con poblaciones entre 58 y 60 millones de habitantes), pero que no será efectiva hasta dentro de 10 años.

Ahora, Varsovia exige el compromiso de que se incluya en el texto del Tratado la posibilidad de que un país como Polonia pueda retrasar la aplicación de un acuerdo del Consejo y seguir discutiendo, aunque no alcance la minoría de bloqueo (cuatro Estados miembros). Este compromiso, conocido como Ioannina, según el acuerdo del último Consejo Europeo figura como una declaración añadida al Tratado. Fuentes comunitarias han indicado que existe una fuerte resistencia de varios Estados miembros a aceptar esta petición.

La segunda exigencia importante es el logro de un abogado general ante el Tribunal de Luxemburgo, como ya tienen los cinco grandes (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España), propuesta que aunque no figura en el mandato del Consejo es más factible de conseguir, según fuentes comunitarias. La tercera petición, tampoco recogida en el mandato, reclama que la concesión de los préstamos del BEI deban aprobarse por unanimidad. En otras palabras, Varsovia reclama el derecho de veto a estas operaciones, para asegurarse que no se concederán a Rusia sin su consentimiento.

Fuentes oficiales polacas confirmaron ayer estas reivindicaciones "como las más importantes" dando a entender que pueden existir otras. Pero precisaron que "las negociaciones todavía no han terminado". La ministra de Asuntos Exteriores de Polonia, Anna Fotyga, mantiene sus contactos y gestiones con la presidencia y con las principales cancillerías europeas para aproximar posiciones. Las mismas fuentes expresaron su "confianza de que se alcanzará un acuerdo en la próxima reunión del Consejo de Exteriores del 15 de octubre en Luxemburgo o el 18 durante el Consejo Europeo en Lisboa".

Polonia ha anunciado también su decisión de desvincularse de la Carta de Derechos Fundamentales. Enrique Barón, eurodiputado y uno de los tres representantes del Parlamento en la Conferencia Intergubernamental, ha manifestado su "asombro por desvincularse de la carta por parte de un país que acaba de salir de una dictadura". Barón manifestó su satisfacción por el hecho de que, en el nuevo Tratado, "la Carta de Derechos Fundamentales no será una declaración dentro del Tratado, sino que será proclamada solemnemente en la Eurocámara y tendrá un carácter vinculante".

Cartel electoral del primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, en un edificio del centro de Varsovia.
Cartel electoral del primer ministro polaco, Jaroslaw Kaczynski, en un edificio del centro de Varsovia.REUTERS

LAS EXIGENCIAS DE VARSOVIA

Un país miembro podrá retrasar la aplicación de un acuerdo del Consejo Europeo aunque no alcance la minoría de bloqueo.

Varsovia quiere tener un abogado propio ante el Tribunal de Luxemburgo como el que ya tienen Alemania, Francia, Italia, Reino Unido y España.

La aprobación de un préstamo del Banco Europeo de Inversiones debe ser por unanimidad.

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