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Reportaje:

Cuando la poesía se hace sublime

La Fundación Juan March recorre el camino del paisaje nórdico al expresionismo abstracto estadounidense en 124 obras maestras

El concepto consiste en contar que el romanticismo produjo en los países nórdicos un tipo de paisaje en el que se percibe la disolución de las formas hasta desembocar en el expresionismo abstracto norteamericano. La tesis es del historiador Robert Rosenblum y se explica en la exposición La abstracción del paisaje. Del romanticismo nórdico al expresionismo abstracto, que hoy se abre al público en la sede madrileña de la Fundación Juan March (www.march.es) con 124 obras de 26 artistas. Las obras proceden de una veintena de museos europeos y americanos, además de numerosas colecciones particulares.

Robert Rosenblum (EE UU, 1927-2006) plasmó su tesis en su libro La pintura moderna y la tradición del romanticismo nórdico. De Friedrich a Rothko. Escribió que ni las meriendas campestres ni los paseos de los impresionistas franceses podrían tener lugar "en esos sacrosantos paisajes nórdicos: éstos son más bien santuarios donde contemplar los misterios últimos de la naturaleza". Y, ¿qué se contempla en esos santuarios? Oscuridad, tormentas, nubes, aguas heladas, bosques tenebrosos, vacíos infinitos, edificios en ruinas, ausencia casi total de figuras humanas.

La apoteosis de la exposición llega con una auténtica capilla dedicada a Rothko

Nada mejor para arrancar que la obra de Caspar David Friedrich y su Monje frente al mar. Junto a esta obra maestra se encuentran tres joyas de la exposición, consideradas incunables del romanticismo alemán y que han sido restauradas para la ocasión: tres dibujos del primero de sus ciclos (1803) dedicados a Las estaciones del año. Primavera, Otoño e Invierno.

A Friedrich le siguen obras de grandes y conocidos paisajistas europeos como Turner, Constable, Van Gogh, Munch, Kandinsky, Mondrian, Klee, Nolde o Ernst.

Javier Gomá, director de la Fundación Juan March, explicó ayer que en todas estas obras se ve cómo el concepto de lo sublime inspira el paisaje. "La belleza estaba asociada a las formas o a la luz. En estos paisajes hay poca forma y menos luz. Existe una línea de continuidad clarísima entre el paisaje romántico y el expresionismo abstracto, lo sublime absoluto".

De la tradición nórdica, la exposición pasa a los llamados luministas americanos del XIX, como Church, Cole, Heade o Bierstadt. En opinión del director de la fundación, son artistas no suficientemente valorados que acompañaban a los grandes viajeros para plasmar con sus plumas y lápices los descubrimientos que les deparaba la naturaleza de tierras ajenas a la suya.

La apoteosis de la exposición llega con una auténtica capilla dedicada a Mark Rothko con seis grandes obras protagonizadas por la pureza de sus colores. Rosa, azul, verde, rojo y negro. Junto a la máxima estrella del expresionismo abstracto, se cuelgan obras de Adolph Gottlieb, Barnett Newman, Jackson Pollock o Georgia O'Keefe. A su lado se encuentra la aportación europea a las últimas tendencias del paisaje con piezas de Anselm Kiefer y Gerhard Richter.

<i>Las estaciones del año: El invierno</i> (1803), de Caspar David Friedrich.
Las estaciones del año: El invierno (1803), de Caspar David Friedrich.
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