La fusión de las cajas vuelve a encallar
La política ha hecho encallar de nuevo la fusión de las tres cajas de ahorro vascas. El PSE alavés, cuyo papel en el proceso resulta fundamental por el peso que tiene en la asamblea de la Vital -junto al PP, siempre opuesto al proyecto, suma cerca de un 63%-, anunció ayer que el proyecto para crear una entidad única que sume a ésta con la BBK y la Kutxa se paraliza de nuevo por la "desconfianza en las relaciones políticas" que ha generado la propuesta de consulta popular lanzada por el lehendakari, Juan José Ibarretxe, el pasado viernes.
El presidente de la patronal alavesa asume que "la consulta no es buena ni para los empresarios" ni para la inversión
Cualquier mayoría en el seno de la Asamblea General de la Vital pasa por las decisiones que tomen los socialistas
Los socialistas reclaman al PNV "una apuesta clara por la normalización política para hablar de estos temas"
Es la segunda vez que la fusión, que las entidades tienen pactada hasta en sus menores detalles desde 2005, se queda en el congelador. En octubre de ese año fueron también los socialistas, en principio favorables a la idea desde un punto de vista económico, los que dieron marcha atrás ante el rechazo que el proyecto generaba en el PP, que los populares siguen manteniendo.
Los socialistas ya habían advertido de las reticencias para reactivar el proceso que les causaba la situación interna en el PNV y sus renacidas veleidades soberanistas. El líder de los socialistas alaveses, Juan Carlos Prieto, dio ayer la puntilla advirtiendo de que la propuesta de Ibarretxe para consultar a la sociedad vuelve a aparcar el debate de la fusión de las cajas. "Cuando se introducen factores de desconfianza y conflicto en las relaciones políticas y, además, no se dispone de mayorías, los grandes asuntos son los primeros que sufren y que se aparcan", recalcó en referencia a la caja única.
Prieto ha consensuado su posición con el núcleo duro de la ejecutiva de su partido. "Es necesario que haya una apuesta clara por el futuro del país y por la normalización política para poder empezar a hablar de la fusión y del resto de los temas", señalan fuentes socialistas.
"Un asunto político"
El presidente de la patronal alavesa SEA, Juan José Azurmendi, declaró ayer a Radio Nacional, matizando que lo hacía a título personal, que "la propuesta del lehendakari no es del todo buena para los intereses de los empresarios", ni para la inversión. Azurmendi es simpatizante del PNV y fue alcalde de Iruña de Oca por ese partido.
La importancia empresarial y financiera de la fusión es máxima para las tres entidades, entre otras razones por la fuerte competencia de un sector inmerso en una carrera de concentraciones y además con estrategias de expansión muy agresivas.
Los socialistas tienen muy claro -no hay diferencias en este asunto entre Álava y la ejecutiva vasca-, que la "fusión es un tema político. No lo pueden resolver los presidentes de las cajas". Prieto admitió, no obstante, que con tanto retraso se corre el riesgo de que "cuando este necesario debate se produzca sea tarde y, además, se llegue mal porque otros están tomando decisiones antes".
Por si acaso, el líder de los socialistas alaveses va a solicitar una reunión con el diputado general de este territorio, Xabier Agirre, para que le confirme dónde se sitúa en el debate ideológico del PNV, "con el lehendakari" y su plan o con el alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, que ya ha mostrado sus reticencias a la propuesta de Ibarretxe. Los socialistas sostienen que, de alinearse Agirre con Ibarretxe, lo que hasta ahora es un hecho, el PSE va a cerrar la puerta a acuerdos con el PNV alavés en cualquier asunto.
Nadie en las ejecutivas vasca y alavesa del PNV quiso ayer pronunciarse al respecto. Tampoco habló la Diputación, a la espera de que Prieto haga una petición formal para sentarse a hablar con el diputado general. Fuentes próximas a la dirección del PNV alavés reconocieron que un pronunciamiento de Agirre como el de Azkuna "es casi imposible".
El PP, que va a presentar mociones en todos los ayuntamientos e instituciones vascas en contra de la consulta planteada por Ibarretxe, sigue rechazando la fusión, ahora con más argumentos que nunca. "Espero que Ibarretxe haya abierto los ojos a los socialistas", dijo ayer el miembro del Consejo de Administración de la Vital y juntero del PP Javier de Andrés. "Está claro que el PSE se ha equivocado con esas aproximaciones y esta es una de las consecuencias de sus errores, las expectativas que había creado en torno a la fusión", añadió. Para De Andrés, todo esto refuerza "lo que hasta ahora negaba el PSE, que se trata de una fusión política y una decisión política no financiera".
La vuelta del PSE alavés a posiciones contrarias a la fusión lleva a 2000 y el pacto con los populares. Gracias al acuerdo entre ambas formaciones constitucionalistas, primero Pascual Jover y luego Gregorio Rojo lograron la presidencia de la Vital. El objetivo era desalojar al PNV del principal centro de poder financiero en la provincia. Aquel año, en plena escalada terrorista de ETA, la presidencia de la institución recayó en Jover. En 2004, la asumió Rojo, hermano del presidente del Senado, el socialista Javier Rojo, cuando el PNV se hallaba inmerso en la primera edición del plan Ibarretxe.
Cualquier mayoría en el seno de la Asamblea General de la Vital pasa por los socialistas. Tanto el PNV para impulsar la fusión como el PP para mantener su bloqueo al proyecto empresarial necesitan de los votos de los representantes designados por el PSE para ese órgano.
Cuando en 2005 los tres presidentes -Xabier de Irala en la BBK, Carlos Etxepare en la Kutxa y Gregorio Rojo en la Vital- presentaron públicamente el proyecto de fusión, el PP lo boicoteó apelando precisamente a la filosofía de aquel pacto y a su temor de que la Vital, y Álava por ende, quedase fagocitada. Sólo los resultados de las elecciones municipales y forales del pasado mayo abrieron una puerta al cambio de mayorías y al reflotamiento del proyecto al perder el PP el Gobierno de la Diputación alavesa y del Ayuntamiento de Vitoria.
Elegir el momento
Sólo faltaba elegir el momento para lanzar una operación que, además, cuenta con la bendición de todos los partidos (excepto los populares), la patronal vasca, los sindicatos e incluso el Banco de España. La fusión colocaría a la entidad resultante como la tercera en la clasificación de cajas españolas por patrimonio y como el quinto grupo financiero nacional, tras el Santander, el BBVA, La Caixa y Caja Madrid. Además, sería la segunda caja española por el volumen de su cartera de participaciones industriales, la tercera en cuanto a la rentabilidad obtenida y la cuarta por volumen de depósitos.
Los tres presidentes de las entidades ya advirtieron de que esperar al próximo mes de marzo para lanzar la operación, es decir, tras la renovación parcial de las asambleas, y cuya principal consecuencia será que el PNV va a ganar peso en la Vital, sería un error. Primero, porque ese mes está muy cerca de la fecha de las próximas elecciones generales y no existiría de nuevo la tranquilidad política suficiente como para afrontar una iniciativa de tanto calado económico. Y después porque, aunque el PNV recuperase cuota de poder en la asamblea general de la Vital (en torno al 37% en la actualidad, según fuentes de ese órgano de la entidad), ello seguiría resultando insuficiente para dirigir la operación sin contar con el beneplácito de los socialistas.
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