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Las dos Coreas abren una cumbre histórica para la reconciliación

"Esta línea es un muro que ha dividido 50 años la nación", dijo Roh al cruzar a pie la frontera

El presidente de Corea del Sur, Roh Moo-hyun, cruzó ayer a pie la frontera con el Norte. Es un gesto simbólico de reconciliación con el que quiso dejar patente el objetivo de la cumbre que mantendrá hoy en Pyongyang con el líder norcoreano, Kim Jong-il. Sólo en una ocasión, en 2000, se han reunido los máximos dirigentes de los dos países desde el fin de la guerra de Corea (1950-1953). La oposición ha acusado a Roh de utilizar el encuentro para airear el sueño de la unificación y mejorar la posición de su partido, los liberales, en las elecciones presidenciales de diciembre.

"Esta línea es un muro que ha dividido la nación durante medio siglo. Nuestros pueblos han sufrido demasiadas privaciones y el desarrollo se ha visto obstaculizado", dijo Roh antes de cruzar una banda amarilla de unos 80 centímetros de ancho, con las palabras paz y prosperidad escritas sobre ella, situada en la zona desmilitarizada, el territorio de cuatro kilómetros de ancho y 248 de largo que divide la península.

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Es la primera vez que un presidente del Sur entra a pie en el Norte. En 2000, cuando Kim Dae-jung viajó a Pyongyang, lo hizo en avión. "La línea será borrada gradualmente. Haré todos los esfuerzos para convertir mi paso en una ocasión para eliminar el muro prohibido y avanzar hacia la paz", añadió.

Poco después, el político, que abandonará su cargo dentro de cinco meses porque constitucionalmente no puede presentarse a la reelección, se subió a un coche enviado por el Gobierno de Kim Jong-il y la comitiva se internó en la autopista, casi siempre desierta, que une la que es una de las fronteras con más armas del mundo. Al llegar a la capital del Norte, fue recibido por Kim Jong-il en medio de los vítores de la muchedumbre, que gritaba "Larga vida, larga vida" y agitaba flores rosas artificiales. Roh respondió: "Nuestra dolorosa historia nos recuerda la importancia de la paz. Ha llegado el momento de que Norte y Sur unan las manos y establezcan una nueva historia", informa la agencia France Presse.

Roh ha asegurado que el objetivo de la cumbre, que termina mañana, es impulsar la reconciliación entre los dos países que continúan técnicamente en guerra, ya que el conflicto finalizó con un alto el fuego que nunca se convirtió en un acuerdo de paz. Pero no ha dado detalles de cómo lo piensa hacer.

Esto, unido a que la reunión ha vuelto a tener lugar en Pyongyang -en contra de lo pactado en la primera-, ha levantado muchas críticas entre los conservadores en Seúl, que acusan a Roh de buscar con el viaje satisfacer su ego y edificar el legado de su Administración, que llegará a su término en febrero. Además, cualquier tratado de paz que ponga fin de forma permanente a la guerra de Corea deberá contar con las firmas de EE UU, que luchó junto al Sur, y China, que lo hizo con el Norte.

Roh ha advertido de que la desnuclearización de la península no será uno de los temas claves de la reunión, ya que la crisis atómica está siendo tratada en el marco de las conversaciones a seis bandas -en las que, además de las dos Coreas y Estados Unidos, participan China, Rusia y Japón- y su inclusión podría desviar la atención del objetivo principal.

Según las encuestas, la mayoría de los surcoreanos está a favor de la cumbre y de una futura reunificación, pero quiere que el proceso se realice de manera gradual, ya que teme que una rápida absorción del Norte podría afectar seriamente a su economía.

El presidente surcoreano, Roh Moo-hyun (derecha) saluda al líder norcoreano, Kim Jong-il, ayer en Pyongyang.
El presidente surcoreano, Roh Moo-hyun (derecha) saluda al líder norcoreano, Kim Jong-il, ayer en Pyongyang.REUTERS

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