Salsa barbacoa en el cine Azul
El Ayuntamiento legaliza las obras de un restaurante construido en un antiguo cine sin tener la licencia de cambio de uso
El cine Azul bajó el telón el verano de 2004. Primero lo intentó con una programación de temática gay. Pero no funcionó. Así que adiós al proyector, a las butacas, a la pantalla y a todo lo que tenía que ver con lo que fue el paisaje de esplendor cultural de la gran avenida del Madrid moderno. Y, como ha ido sucediendo desde que en enero de 2005 se aprobó una modificación del Plan General de Ordenación Urbana -que permitió que las salas se convirtieran en pisos, viviendas o tiendas, y 11 cines han desaparecido-, el cine Azul se convirtió en una franquicia de una cadena de restaurantes de costillas asadas con salsa barbacoa y demás delicatessen.
Esta vez, sin embargo, la empresa que adquirió el local ni siquiera obtuvo el permiso perceptivo del Ayuntamiento para cambiar el uso del edificio de cine a restaurante. Lo hizo por el camino de en medio.
Urbanismo reclamaba más datos sobre la obra... Y la empresa, a lo suyo, terminando
Aunque al principio le puso buena voluntad, al final le han podido más las prisas para abrir el negocio que lo que exigen los trámites para conseguir la licencia. Un documento del Área de Urbanismo sostiene que el edificio original, de 1930, ya contemplaba la existencia de una tienda comercial.
La empresa solicitó una licencia de obra y un plan especial para cambiar el uso del local a la Junta Municipal de Centro. Ese plan especial determina cómo deben hacerse las obras de reforma y qué elementos del local deben mantenerse intactos.
La sociedad Reysa, que gestiona dos restaurantes de comida rápida Fridays en España, continuó reformando el local, a pesar de no haber entregado toda la documentación. Mientras, Urbanismo reclamaba más datos sobre la obra, planos adicionales, información técnica... Y la empresa, a lo suyo, terminando la reforma.
La sociedad Reyse tardó varios meses en aportarlos y el procedimiento fue declarado finalizado por el Ayuntamiento de Madrid. Por lo que Urbanismo inició un procedimiento de cese de actividad. Sin embargo, el restaurante de costillas asadas abrió al público sin contar con la licencia de apertura y sin cumplir con el plan especial que había caducado. El proceso para archivar el expediente iniciado por Urbanismo no es muy rápido. Y permitió que los documentos requeridos llegasen in extremis, justo cuando el proceso se iba a dar por concluido.
Esto obligó al Ayuntamiento a reabrir el expediente y aprobar un nuevo plan especial. Pero el restaurante ya servía costillas asadas. Para subsanarlo, la junta de gobierno del Ayuntamiento aprobó un nuevo plan especial para que el negocio se adaptase a las condiciones de protección de grado 2 que tiene el inmueble, el pasado 8 de febrero. Y el pasado jueves ratificó el acuerdo el Pleno municipal. Este nuevo proyecto exige que el local disponga de un vestíbulo acústico en sus accesos, nueve plazas de aparcamiento para uso exclusivo de la actividad y contar con contenedores para los residuos que se produzcan como consecuencia de la actividad.
La directora general de Urbanismo, Beatriz Lobón, explica que el expediente depende de la Junta Municipal de Centro. "La empresa pidió la licencia a la junta del distrito, pero no aportaron toda la documentación", asegura.
Un portavoz de la empresa explicó a este periódico que el local lleva abierto alrededor de un año y medio, pero que desconocía si tenía un expediente sancionador abierto. En cualquier caso, no hay mucho de lo que preocuparse. El Fridays del cine Azul ya es legal.
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