Sirera vuelve al discurso del PP sobre la confrontación lingüística
Los nostálgicos de la época de Aleix Vidal-Quadras al frente del PP en Cataluña no quedaron defraudados. Daniel Sirera dejó claro en su debut de ayer como jefe del grupo del PP que su antecesor, Josep Piqué, ha pasado a la historia, y con él, su tono de cierta moderación. Con una crítica furibunda contra todo lo que oliera a nacionalismo catalán, Sirera intentó arrebatar a Ciutadans la bandera de la defensa de los castellanohablantes en Cataluña. Y fue implacable al denunciar que el Gobierno de José Montilla toma medidas "contra el castellano".
Las multas contra los comercios que se niegan a rotular sus establecimientos también en catalán y la "imposición" de la lengua catalana en la escuela fueron los ejes de una intervención en la que no se quedó corto con sus calificativos hacia el presidente de la Generalitat. De "nacionalista converso" y "oportunista" tildó a Montilla un Sirera que también recordó al presidente de la Generalitat su condición de castellanohablante.
Sirera actuó en todo momento como correa de transmisión del discurso que el entorno del presidente del PP, Mariano Rajoy, ha intentado hacer calar en las últimas semanas. Así, reprochó al presidente de la Generalitat que no haya condenado "explícitamente" la quema de retratos del Rey la semana pasada en Girona. "Si no lo ha hecho es porque es prisionero de sus pactos con Esquerra", dijo. Sirera implicó directamente a Esquerra en estos episodios por el hecho de que uno de sus diputados, Uriel Bertran, se haya declarado culpable ante la policía de haber participado en "actos antimonárquicos", que no especificó.
Adoctrinamiento nacionalista
También entroncó con el discurso del PP en el ámbito nacional al atacar la asignatura de Ciudadanía y denunciar, mostrando un libro de texto de ESO, el "adoctrinamiento nacionalista" que reciben los niños catalanes. El libro en cuestión explica la historia de Èric Bertran, el niño que fue detenido por enviar correos electrónicos a una cadena de supermercados en nombre de un ficticio "Ejército de Fénix" para pedir el uso del catalán por parte de la empresa.
Las acusaciones de Sirera a Montilla guardaron cierto paralelismo con las que en su día ya hizo Piqué, con otro tono, a Pasqual Maragall: haberse convertido en nacionalista nada más pisar el Palau de la Generalitat. Eso es lo que en su opinión ha provocado mala sintonía entre el Gobierno catalán y el de José Luis Rodríguez Zapatero. "En un año han tenido siete conflictos de competencias con un Gobierno que en teoría es amigo", recordó.
Montilla fue duro en su réplica. Recordó que las 191 multas impuestas a comerciantes el año pasado no eran por utilizar el castellano, sino por no utilizar también el catalán en sus rótulos. Y lanzó una implacable requisitoria contra el PP por haber promovido una feroz campaña en toda España contra el Estatuto al precio de quebrar la sintonía afectiva con Cataluña.
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