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El Gobierno francés aparca la reducción del déficit público que exige Bruselas

Sarkozy presenta unos Presupuestos expansivos para 2008 con el objetivo de crecer un 2,25%

El Gobierno francés presentó ayer unos Presupuestos para 2008 claramente expansivos que posponen la reducción del déficit público -tan reclamada por Bruselas- para centrarse en impulsar la economía. La única medida de austeridad de las primeras cuentas del Ejecutivo de François Fillon es la reducción del número de funcionarios (22.921 menos), lo que influirá ligeramente en la reducción del déficit: del 2,4% del PIB este año al 2,3% en 2008. París ha hecho oídos sordos a los expertos y pronostica que la economía crecerá un 2,25% el próximo año, frente al 1,7% que prevé la Comisión Europea.

Ninguna de las grandes cifras presentadas ayer por los ministros de Presupuesto y de Economía, Eric Woerth y Christine Lagarde, están en línea con los criterios de convergencia exigidos por la Comisión. Francia se había comprometido a reducir en medio punto el déficit público en 2008 con el objetivo de alcanzar el déficit cero en 2010. Más de un comentarista anunciaba ayer una reprimenda por parte del comisario europeo de Asuntos Económicos, Joaquín Almunia. Según la ministra Lagarde, la reducción de la deuda pública al 64% del PIB, tras el 64,2% de 2006 y 2007, "corresponde a nuestros compromisos ante nuestros socios comunitarios".

Las hipótesis sobre las que el Gobierno de Fillon ha realizado el presupuesto de 2008 se encuentran en estos momentos lejos de la realidad. Prevé que la economía francesa crezca un 2,25%, con un precio medio del barril de petróleo de 73 dólares -supera actualmente los 80- y una cotización del euro frente al dólar de 1,37 dólares, cuando ayer la divisa europea cotizaba en 1,41 dólares. Esta hipótesis de crecimiento es "legítima", según Lagarde, porque se sitúa en "la mediana" de las previsiones de la OCDE, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional, y está en línea con las tendencias de la segunda mitad de este año, mucho mejores que las del primer semestre.

La principal medida de ajuste económico recaerá sobre los empleados públicos, con una reducción de plantilla que afectará el próximo año a 22.921 personas (no se cubrirán los puestos de uno de cada tres funcionarios que se jubilen). Educación será el área más afectada (11.200 puestos menos), seguida de Defensa (6.037), Economía (2.830) e Interior (2.306). Por el contrario, Justicia contará con 1.615 empleados más. En total, la reducción del número de funcionarios supondrá un ahorro de 458 millones de euros. El Ejecutivo se vanagloria también de congelar, por primera vez, el gasto público. Pero este efecto queda ampliamente compensado por el impacto de las reducciones de impuestos aprobadas el pasado verano como parte de las promesas electorales del presidente Nicolas Sarkozy, que supondrán que el tesoro público deje de ingresar 9.000 millones de euros (en principio se calculó que la caída de ingresos alcanzaría los 15.000 millones).

Un Estado "en quiebra"

No hace ni cuatro días que el primer ministro Fillon justificó una de sus medidas indicando que gestionaba un Estado "en quiebra", para ser inmediatamente desmentido por Sarkozy. La consigna del Ejecutivo, ayer, se hace eco de los criterios del jefe del Estado en el sentido de que antes de conseguir el equilibrio es necesario reactivar la actividad económica. Eric Woerth descartó que se pueda hablar de medidas de austeridad y definió el proyecto como "un presupuesto de inversión y de futuro".

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Lagarde anunció que las prioridades del presupuesto son la innovación -lo que se concreta en un aumento del 5,9% de la partida del Ministerio de Educación Superior e Investigación- y aumentar el poder adquisitivo de los franceses, con medidas como la deducción de los intereses de los créditos hipotecarios, que costarán a las arcas públicas 220 millones de euros.

La oposición no piensa lo mismo. El primer secretario del Partido Socialista, François Hollande, recordó ayer los "regalos fiscales" del presidente a "los más ricos". Según Hollande, el proyecto de presupuestos es una cortina de humo para llegar a las elecciones municipales de marzo. Después de los comicios, anunció, llegará el "plan de austeridad para todos los franceses".

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