Cartas desde la revolución
Contó Manuel Gutiérrez Aragón que siempre le daba pereza enfrentarse a un libro epistolar, pero que la lectura de Volver sobre mis pasos había acabado enganchándole. A través de las cartas escritas por el director cubano Tomás Gutiérrez Alea, Titón, Gutiérrez Aragón había descubierto las angustias y satisfacciones de este creador extraordinario, y su entorno, tantas veces adverso para él. La apasionada lucha de Titón contra sus propios demonios, y también contra los demonios que están fuera, hacen que este libro no sólo pueda concernir a los amantes del cine sino a cuantos se interesen por las vivencias de un artista en el seno de la revolución cubana. Gutiérrez Aragón hablaba así en la Filmoteca Española, donde la viuda de Titón, la actriz Mirtha Ibarra, presentaba la selección de cartas que ella misma ha elegido: sólo las enviadas por él, nunca las respuestas.
Titón murió en 1996, tras haber concluido Guantanamera y logrado el aplauso internacional por Fresa y chocolate, en la que se atrevió a tratar la homosexualidad en Cuba. Fue un hombre de la revolución y a la vez uno de sus más honestos críticos. En consecuencia, no le fue fácil el camino, como demuestra en sus cartas con preguntas impertinentes a las autoridades o a los comisarios políticos que le censuraban, o sus peticiones de revistas y libros con los que mantenerse al día a los amigos del exterior, prometiendo pagarles en cuanto desapareciera el bloqueo económico al que está sometida la isla. El libro desbroza las dificultades de un intelectual que no se avino a consignas ni burocracias y que quiso aportar aire fresco a la difícil revolución con la que estaba comprometido. La constante autocrítica que a sí mismo se aplicaba fue una prueba de ello. En este sentido, Gutiérrez Aragón comentó que hay otro libro, editado por Fundación Autor, al igual que éste, que arroja algo más de luz sobre el entorno en que vivió Titón, cuyas películas, por cierto, acaban de ser editadas en España en DVD: Muerte de un burócrata, Memorias del subdesarrollo, Los sobrevivientes, Las doce sillas...
Manuel Gutiérrez Aragón se refería a Tiempo de fundación, libro escrito por Alfredo Guevara, fundador del Instituto de Cine Cubano (ICAIC), con quien Titón tuvo más de un roce. Guevara y él discutieron sobre lo que debía o no debía ser un cine popular y sobre otras cuestiones filosóficas, el primero desde el poder, el otro desde la creación. El libro de Titón y sus películas en DVD ofrecen ahora una información extraordinaria sobre un cineasta de talento que se batió por lo que creía justo y razonable: "Pienso que me voy a quedar solo, pero ni siquiera eso me asusta porque siempre voy a preferir quedarme solo viviendo y actuando con mis principios".
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